Con el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón en el año 1469 se unificaron por primera vez los reinos en España. Esta unión entre las coronas permitió conformar lo que se llamaba en ese entonces la “monarquía católica hispánica”, un reino de carácter absolutista y que tuvo entre sus planes ampliar sus dominios comerciales en el Océano Atlántico.
LA BÚSQUEDA DE COMERCIO. Tras la conquista de las Islas Canarias por parte del Reino de Castilla en el año 1480, el imperio tuvo un punto de anclaje importante en el Océano Atlántico, oportunidad que la España católica aprovechó para realizar expediciones de comercio marítimo.
Con la llegada de los portugueses al Cabo de Buena Esperanza en 1488 y el descubrimiento del itinerario oceánico hacia la India y China, la situación marítima de los españoles era desfavorable. A raíz de este hecho, no dudaron en incursionar por otra ruta. Con estos antecedentes, el marinero genovés Cristóbal Colón, convencido de la esfericidad de la Tierra, ofreció el proyecto de llegar al oriente por el Atlántico.
LOS FUNDAMENTOS DE COLÓN. El genovés fundamentaba su pensamiento en el filósofo griego del siglo II Claudio Ptolomeo, quien creía no solo que la Tierra era esférica sino que desde el extremo oeste de Portugal hacia la Indial existía un único océano.
Pero a pesar de tener una razón para defender su teoría, el plan de Colón al inicio fue rechazado por considerarse inviable. Sin embargo en un segundo intento, la reina Isabel aceptó la propuesta, por consejo de los duques de Medinaceli. Posteriormente, el 17 de abril de 1492 se firmó la capitulación de Santa Fe, aprobándose así para Cristóbal Colón el financiamiento de su arriesgada empresa.
EL VIAJE. La travesía de Colón empezó el 3 de agosto de 1492, con una tripulación de casi cien hombres, todos ellos distribuidos en las carabelas La Pinta, La Niña y La Santa María para el gran viaje. Colón partió desde el Puerto de Palos a las Islas Canarias, lugar al que arribaron el 7 de agosto y en donde se acondicionaron los navíos y se prepararon para cruzar el Atlántico.
Dicen las crónicas que en el transcurso del viaje los tripulantes de las carabelas se desmotivaron. Varios historiadores relatan que muchos de ellos creían que Colón estaba desquiciado, por eso intentaron un motín el 24 de septiembre y lo concretaron el 6 de octubre, pero por intervención de los hermanos Martín y Vicente Yánez Pinzón, junto con su hermano Francisco Pinzón, lograron paralizar la rebelión y continuar con el viaje.
Finalmente, transcurridas dos horas después de la medianoche del 11 de octubre, ya se había advertido tierra como una línea no identificable, pero no fue hasta la madrugada del 12, después de 72 días de navegación, cuando el marinero Rodrigo de Triana gritó “¡tierra!, ¡tierra!”, y con ello se confirmó el avistamiento de una isla. Según algunos historiadores, ese día viernes 12 de octubre de 1492 el desembarco fue en la isla Guanahani, en la actualidad San Salvador, una de las islas Bahamas, ubicada entre Cuba y la costa de Florida en Estados Unidos. Otros lo ubican al norte de la Isla La Española, hoy Haití.
La fecha de hoy, llamada Día de la Raza, y también Descubrimiento de América -algunos historiadores critican un “genocidio”- significó el inicio de un encuentro de culturas, con una balanza comercial que se inclinó para los españoles.
El 12 de octubre de 1892, al celebrarse el 400 aniversario de este suceso, un real decreto de María Cristina de Habsburgo, firmado en el Monasterio de la Rábida, expresó la intención de instituir como ‘Fiesta Nacional’ el aniversario del día en que Colón y sus carabelas llegaron a América. Años más tarde, reafirmando este propósito, fue instituido el Día de la Raza, en alusión al nacimiento de un “nuevo mundo”, a partir del encuentro de europeos con los entonces habitantes de estas tierras.