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México
"Las cosas se hacen de corazón", dice rescatista discapacitado en México

Sin la pierna derecha, la cual perdió hace siete años al ser arrollado por un auto y que suple con un corazón enorme, el rescatista voluntario Héctor Rodarte, "el Capi", no ha parado, y no parará, de remover escombros en Jojutla, unos 140 kilómetros al sur de Ciudad de México.

Martes 26 Septiembre 2017 | 18:07

El municipio resultó el más golpeado del central estado de Morelos por el sismo del 19 de septiembre, de magnitud 7,1 en la escala de Richter, que hasta ahora ha dejado 333 muertos y tras el cual Rodarte, de 27 años, se erigió como uno de los héroes.
Auxiliado en sus desplazamientos por sus muletas, una de madera y otra de aluminio, cuando se trata de entrar en acción Rodarte se apoya en la pierna izquierda y en el muñón de la derecha, amputada desde la rodilla, para remover escombros o recuperar pertenencias.
"Uno tiene que hacer las cosas de corazón, es lo único, e intentar ser lo más humano que se pueda", dijo Rodarte a Efe en una pausa del trabajo que realiza en estos días en Jojutla.
"Y cuando te toca (intervenir) tienes que actuar y a lo que vas; no piensas en que vas recibir algo a cambio", agrega el rescatista emergente, con un tono de voz cantadito, particular de los chicos de la calle.
Un pantalón de mezclilla desgastado, chaleco color naranja con reflejante, casco blanco y guantes de carnaza constituyen el equipo de protección de Rodarte, quien hasta antes del desastre era limpiador de parabrisas y vendía dulces en uno de los cruces viales del municipio.
Tras el violento movimiento y al ver la destrucción y las necesidades de los vecinos, Héctor se integró de inmediato a un equipo de tareas para ayudar los pobladores en sus viviendas afectadas.
"Estaba trabajando como todos los días en la calle, sentí el terremoto y solo miré como se movía el letrero de una tienda. Me replegué a la pared y esperé a que pasara. Después solo me dediqué a ayudar; cuando me di cuenta de la magnitud solo sabía que tenía que ayudar a más gente, a remover escombros y a recuperar pertenencias", declaró. Esa actitud le ganó el mote de "el Capi".
"Es muy aventado (arriesgado)", contó un integrante de la improvisada pero efectiva brigada de rescate. "Confiamos en él, cómo él confía en nosotros", abundó.
La fortaleza y determinación de Rodarte, quien trabaja durante el día y apenas descansa por la noche, le han reportado el liderazgo del grupo.
"Estoy orgulloso de ellos y a pesar de mi discapacidad no se fijaron en ello; me aceptaron y no se preguntaron si podía o no. A mí me gustaría seguir en esto", expresó.
El rescatista, ferviente creyente de Dios, contó que el terremoto y la tragedia le abrieron los ojos para encontrar su verdadera labor en la vida.
"Dios me puso donde estoy, de pie y echándole ganas, me alejó de los vicios y me puso en este camino por algo. Hoy sé que este es mi destino: ayudar a la gente. Perdí mi pierna por no obedecer a mis padres. Hoy, donde quiera que estén, les mando un beso", relató.
Rodarte y la cuadrilla Topos Morelos que voluntariamente se han dedicado a ayudar a los damnificados del 19 de septiembre son jóvenes que, por el simple hecho de ayudar, se organizaron para formar su brigada y están listos para dedicar su tiempo a colaborar donde sea necesario.
"La recompensa que los muchachos esperan no es económica sino moral; quieren dar a conocer su trabajo en la sociedad mexicana y también fuera del país", dijo Gerardo Gómez, uno de los vecinos afectados en Jojutla.
Con una tarea que está lejos de finalizar, el "Capi" seguirá recorriendo el municipio, buscando quien solicite ayuda, la cual brindará con gusto y determinación porque, como dice, "las cosas se hacen de corazón". EFE
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