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Religiosidad
Así culminaron las fiestas de la Virgen de La Merced

La fe y devoción por la Virgen de la Merced hicieron que varias calles de Portoviejo lucieran copadas de miles de feligreses.

Lunes 25 Septiembre 2017 | 07:00

Esto fue ayer, en un nuevo homenaje a la Patrona de los portovejenses.

No hubo fronteras. Remigio Cedeño acudió por primera vez desde Olmedo para participar en la procesión. Mientras caminaba por la calle 18 de Octubre aseguró que se trata de algo muy emotivo en el que participó con su familia, pidiendo a la Virgen por días mejores para el país. Rosana Alcívar, de Portoviejo, dijo que por más de 20 años ha acompañado a ‘Mechita’, como le dicen a la Virgen. Lo mismo Gema López, de 24 años, quien acompañó a su madre a la misa y luego a la procesión.
Narcisa Tubay, de la parroquia Simón Bolívar, también se movilizó por las calles de Portoviejo. Con fervor dijo que cada año acude a la procesión, como parte de un agradecimiento por los favores cumplidos por parte de la Virgen.
 

 

A las 20h30 inició la tradicional procesión de clausura, la cual recorrió las calles Ricaurte, Bolívar, 18 de Octubre, Córdova, Chile, Ramos Iduarte, avenida Universitaria, Rocafuerte, Córdova, 18 de Octubre, Bolívar, Ricaurte hasta llegar nuevamente a la iglesia.

En el lugar se dieron cita más de 50 mil personas, entre niños, jóvenes, adultos y ancianos, según los organizadores del evento.

 
Lágrimas de emoción. Este año la misa inició puntual. A las 19h00 el padre Manolo Rodicio, Vicario General de la Arquidiócesis de Portoviejo, veía ya un templo copado por feligreses que llegaban hasta las afueras de la iglesia. Las dos pantallas gigantes y el sistema de sonido permitieron que devotos que habían llegado retrasados también pudieran participar.
“Este es un acto de fe al que asisto todos los años con mi familia”, señaló un vecino de El Florón. Sus palabras conmovieron a muchos de los devotos que estaban dentro y fuera de la iglesia. Gente arrodillada, con lágrimas en los ojos y con fe, participó en la emotiva celebración eucarística que clausuró las fiestas patronales.
Donatila Figueroa fue una de ellas. Señaló que pidió por Manabí y que después de la tragedia del 16A las cosas mejoren en Portoviejo.
Vinicio Menéndez, parte de la coordinación de la procesión, señaló que este año participaron unas 50.000 personas, lo cual se pudo apreciar desde las casas más altas ubicadas en el centro de Portoviejo. Menéndez contó que este año la Virgen no fue movilizada en carro, ya que vigilantes de seguridad solicitaron trasladarla durante la procesión en carroza. De esta manera, una carroza adornada con vistosas flores fue empujada por unos 50 vigilantes, explicó Menéndez.
Además se realizó una parada entre la calle Alajuela y Chile, como un homenaje a los comerciantes portovejenses y quienes están regresando a la ex zona cero en la capital manabita, dijo el padre Manuel Cedeño.
El parroco de la Merced mencionó además que hoy no habrá misa por la mañana y que habrá descanso en la oficina parroquial. Sí habrá misa a las 19h00.
El valor de la libertad.  Las actividades y celebraciones de cierre de la festividad de Nuestra Señora de la Merced comenzaron ayer por la mañana.
A las 11h00 hubo una misa solemne presidida por el Arzobispo Emérito de Manabí José Mario Ruiz Navas, por la tarde a las 16h00 una cabalgata recorrió varias calles de la ciudad en una manifestación de fe popular. 
El tema de la libertad recorrió ayer a la mañana la homilía del Arzobispo Emérito José Mario Ruiz Navas, en la misa solemne por la fiesta de la Virgen de la Merced que presidió junto a nueve sacerdotes, entre ellos el Padre Manuel Cedeño, párroco del templo consagrado a la Patrona de la capital manabita y otros cantones de la provincia.
El prelado y los concelebrantes, vestidos con ornamentos blancos como indica el ritual católico para las fiestas de la Virgen María, se reunieron en torno al altar de esta iglesia -en la que ahora es difícil reconocer los serios daños que ocasionó el terremoto del 16 de abril del 2016-, junto a una nutrida asamblea de fieles que colmó el templo parroquial.
 
Reflexión. Tras el pasaje del Evangelio de San Juan que expone gráficamente la crucifixión: “Jesús, al ver a su Madre, y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su Madre: ‘Mujer, ahí tienes a tu hijo’. Luego dijo al discípulo: ‘Ahí tienes a tu Madre’”, el arzobispo recordó el nacimiento de la Orden de la Merced, dedicada a liberar a quienes eran hechos cautivos por los musulmanes en el siglo XIII. 
En relación con la idea desarrollada que tuvo su homilía, el prelado expresó que apreciaba el papel de los militares en el país, de los cuales dijo que en general son “defensores de la libertad”.  Como factores contrarios a este valor señaló la “injusticia” y el “paternalismo”, diciendo en particular sobre este último que “impide que cada uno desarrolle su propio yo”.
Afirmó por otra parte que la maternidad de la Virgen María extendida a toda la humanidad “nos hizo a todos hermanos”, y pidió que “no manoseemos esta palabra”. En esta línea, dijo que la fe que expresan los cristianos se relaciona con el “compromiso de mantener la unión a pesar de nuestras diferencias”.
Sobre la reconstrucción en la provincia tras el sismo del 16A, dijo que “Manabí ha sido asolado, pero no vencido” y, si bien hay que apreciar la ayuda externa recibida, indicó que el mayor esfuerzo recaerá en la comunidad, junto con sus autoridades.
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