Los tres hijos de Víctor, de 1, 3 y 6 años que quedaron en la orfandad, jugaban en las afueras de la iglesia inocentes de la tragedia y sin saber que jamás verán a su padre.

Adentro en el templo, los familiares oraban por el alma de Víctor, pero al mismo tiempo clamaban justicia por la muerte trágica de su allegado.

Cerca de las 10h00 el féretro fue trasladado al cementerio del sitio Tigre Pata de Mula, perteneciente al cantón Flavio Alfaro, para sepultarlo en medio de la tristeza de los acompañantes.

Recuerdos. Los familiares manifestaron su deseo de que las investigaciones en torno al crimen se realicen y den con la persona que asesinó a Víctor, dejándolos sumidos en un dolor interminable.

Los allegados manifestaron que Víctor vivió siempre en el sitio que ocurrió el suceso, trabajaba de agricultor y gustaba mucho de hacer deporte. 

Lo recuerdan como una persona muy alegre y que jamás tuvo problemas con nadie, dijeron.

Hechos. El jueves, aproximadamente a las 20h30, en la parroquia Novillo del cantón Flavio Alfaro, varias personas jugaban en un billar, entre ellas Víctor Marcillo.

El juego del billar se interrumpió cuando un sujeto llegó a bordo de una mula, se bajó y abrazó a su víctima por detrás y le propinó varias puñaladas en diferentes partes del cuerpo.

Los testigos dijeron que Víctor Marcillo cayó al suelo malherido y su victimario le dio otras puñaladas para asegurarse de que muriera. 

Marcillo quedó en el suelo desangrándose, y al mismo tiempo el autor del crimen se subió a su mula y huyó con rumbo desconocido en medio de la noche.

Los moradores dijeron que al poco tiempo dieron aviso al Ecu-911 sobre lo ocurrido para que llegara la Policía a tomar procedimiento de lo sucedido. Víctor Marcillo Palacios se encontraba comprometido y era padre de tres hijos.