A pesar que es uno de los requerimientos básicos constitucionalmente establecido para la existencia y el mantenimiento de una buena salud, no existe una política que obligue a los gobiernos nacional y sectoriales - provinciales y cantonales - al cumplimiento obligatorio de proyectos y programas dirigidos exclusivamente a la consecución y dotación de sistemas de agua para todos los centros poblados urbanos y rurales.
De considerárselo como un gran objetivo nacional, con carácter permanente y de vigencia para todos los gobiernos, pudiera abrir un nuevo sistema de trabajo que logre llevar el agua a centros agobiados por su ausencia constante.
Si bien hay medios y maneras oficiales para hacerlo, la realidad indica que no se aplica un esfuerzo decidido a resolver esta necesidad apremiante cuya solución significaría un gran impulso al desarrollo de la nación.
A diario conocemos de la peregrinación de pueblos enteros en búsqueda de agua, muchos cercanos a las fuentes, pero apenas son atendidos con paliativos que desaparecen rápidamente.
Se requiere, entonces, una normativa oficial enérgica y precisa o una voz popular unida para lograrlo.