Lamentablemente en administraciones anteriores con poco avance en el proceso de desarrollo urbanístico, los portovejenses teníamos una baja autoestima.

Los problemas eran innumerables que sufría la ciudad, donde se destacaba que los mecanismos políticos conducían al nombramientos de dirigentes sin capacidad, algo que parecía difícil de modificar, y que la apatía, el individualismo, la falta de solidaridad de sus habitantes impedían cualquier cambio de rumbo, se concluía que eran prácticamente imposibles de cambiar.

En estos últimos años esto parece haber cambiado de manera radical, sobre todo para los observadores externos. Si a un portovejense que le hubieran dicho que en este corto lapso el manejo de su ciudad sería considerado como paradigmático, ejemplar, digno de ser imitado ya no solamente en el país, sino en la región y en el plano internacional, hubieran pensado que se estaban burlando de él. Y esto tan improbable es justamente lo que ha ocurrido. Lo que podremos llamarle el “Milagro Portovejense”.

En otros parajes se ve con mucho interés la manera como Portoviejo se ha abordado problemas que en general parecen insuperables después de un terremoto ocurrido el 16 de abril del 2016;  se registra que en la ciudad se comienza a hacer avances significativos en diferentes frentes. Algunos organismos multilaterales presentan a Portoviejo como a un modelo en la presentación de estudios e invitan replicar sus “Experiencias Exitosas”.

Si estos elementos no parecen convincentes como fundamento de los cambios de Portoviejo, o al menos no parecen ser suficientes por sí solos, existe otra noción a la que se alude al último proceso electoral, donde se tuvo el acierto de elegir a un alcalde con calidad individual y excepcional, con ideas y propósitos que están resultando particularmente adecuados para el desarrollo de la ciudad.

Como punto central de su gestión, en consonancia con los lineamientos de su campaña, es su programa que se denomina Cultura ciudadana, que apunta a hacer respetar normas de convivencia y cooperación, fundamentalmente en el espacio público a través de una combinación de acciones coercitivas que se plantean como efectivas, con campañas de sensibilización, de explicación del sentido de las normas, la movilización de la censura social para los transgresores, de aprobación y de ejemplaridad para quienes respetan las reglas. Abarcando un gran número de frentes, empezando con  el aumento preocupante de la congestión vehicular, el respeto al diseño urbanístico, el cumplimiento de los estudios constructivos, la regeneración de aceras y calles, la implementación de obras importantes urbanísticas como el parque de La Rotonda entre las más sobresalientes. Es por lo que me agrade ver a Portoviejo y su cambio de imagen.