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La alerta sísmica sirve en distancias mayores

Cuando la onda expansiva del terremoto de 8,2 en Chiapas, México, llegó a la capital, el sistema de alerta sísmica ya se había activado y la gente pudo protegerse.

Domingo 17 Septiembre 2017 | 05:00

Eran las 23h49 del jueves 7 de septiembre pasado, cuando se registró el sismo de mayor magnitud de las últimas décadas en ese país.  En Ciudad de México, a unos 700 kilómetros del epicentro, las alarmas sonaron 80 segundos antes de que llegue la onda sísmica. La gente empezó a salir de los edificios y a buscar sitios seguros, señaló a El Diario, vía telefónica, Cristóbal López, subdirector de prensa de la Universidad Nacional Autónoma de México, responsable del Servicio Sismológico Nacional.

“No corro, no grito, no empujo”, el lema que ha identificado la estrategia de reducción civil, se puso en marcha y redujo el riesgo de morir por el efecto de un sismo.
 
Sistema. El sistema de alerta sísmica mexicano es un mecanismo que se instaló en 1991, después del terremoto de 8,1 grados, en septiembre de 1985, que devastó la capital mexicana y dejó más de 12.000 muertos, 40.000 heridos y miles de desaparecidos. Este sistema cubre todo el territorio y permite, con otras estrategias de protección civil, reducir sensiblemente el riesgo de morir por el efecto de un sismo.
En 1985 la onda expansiva del terremoto llegó dos minutos después de su inicio a la capital mexicana. Sin alertas, los resultados fueron devastadores.
El Servicio Sismológico Nacional, responsable de medir, cuantificar e informar de los sismos en el país, depende de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). 
López explicó que el tiempo de llegada de la alerta depende de la distancia del epicentro y que a nivel escala cuentan con 102 equipos para el registro de temblores en una red de estaciones sismológica. Mientras más lejos sea el epicentro habrá más tiempo de reacción, dijo.
 
Sistema. El sistema funciona con una red de sensores instalada en la zona de Guerrero, epicentro del sismo de 1985, que monitorean permanentemente los movimientos de tierra y cuando detectan alguno que pueda convertirse en un sismo de 6 grados en la escala de Richter emiten inmediatamente una señal de radio. El mensaje se activa 50 segundos antes que las ondas del movimiento telúrico lleguen a Ciudad de México, se explica en un reportaje de la BBC que destaca el sistema y la preparación de la población, lo que permitió que pese a la intensidad del sismo de septiembre pasado la cifra oficial de muertes sea de 98 hasta ayer.
Se escogió esta región porque a pesar de su intensa actividad no ha sufrido un sismo mayor a 7,5 grados Richter desde 1911, lo que significa acumulación de energía, porque las placas siguen en movimiento, agrega la BBC. 
 
Ecuador. Alexandra Alvarado, directora del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional de Ecuador, dijo que en el caso de México la alerta sísmica funciona bastante bien, porque desde la zona donde se producen los sismos hasta la ciudad de México son distancias importantes, que dan un tiempo bueno para tener una alerta. Mientras se produce la onda hasta que llegue a los sitios poblados hay tiempo, más de un minuto, acotó.
Sobre la posibilidad de aplicar este sistema en Ecuador, indicó que “se está trabajando en ver esa opción, esa posibilidad. Es una inversión mayor, pero por el momento estamos revisando cómo se procesa este tipo de alertas”, expresó.
Alvarado recalcó que en el caso de Ecuador no es tan simple porque los tiempos de arribo de ondas son de pocos segundos debido a que el país está en la zona de subducción. 
De Pedernales (epicentro del terremoto del 16 de abril del 2016) a Quito hay como 23 segundos, es poquito tiempo. Y en el caso del borde costero es inmediato, no hay muchos segundos entre el tiempo de viaje de la onda sísmica y la alerta, enfatizó.
“Acá (en la Costa) son 3 segundos, a Quito unos 23 segundos más o menos; para zonas alejadas es útil, pero para las muy cercanas al epicentro del sismo es prácticamente lo contrario porque los tiempos son bien cortos”, acotó.
 
Telefonía. En los teléfonos celulares, aplicaciones como Sismo Detector emiten alertas que informan de sismos, con niveles de sonidos según la magnitud y la ubicación del epicentro.
José García instaló esta aplicación en su teléfono después del terremoto de abril del 2016. Meses después estaba con su familia en Guayaquil y el dispositivo le alertó que había ocurrido un sismo con epicentro en Esmeraldas. La aplicación le indicó en cuántos segundos llegaría la onda sísmica al lugar donde él estaba. Pasado este tiempo sintió el temblor.
Aunque la alerta suene, no siempre se percibe el sismo, señala. Sin embargo, cada vez que escucha el sonido busca, por precaución, un lugar seguro.
Esta aplicación emite alarmas a partir de los reportes de otros usuarios, de las vibraciones recogidas por dispositivos que la tengan instalada y de los informes de los organismos oficiales. Para utilizarla, el teléfono debe tener una conexión a Internet activa.
 
Prevención. El sistema sismológico mexicano no es solo equipos de medición. Desde el terremoto de 1985 se estableció en el país un sistema de protección civil intensivo en las escuelas de educación básica. Son tres generaciones de mexicanos que crecieron escuchando la frase: “No corro, no grito, no empujo” y aprendieron las reglas básicas para evacuar su escuela, casa o donde se encuentren en caso de un sismo.
En ese país los simulacros son frecuentes en todas las instalaciones públicas y cada año hay un macro simulacro en la capital, donde la alerta sísmica se activa por unos segundos. Johan Loor, coordinador zonal de la Secretaría de Gestión de Riesgos, hace hincapié en la necesidad de que la población esté preparada, porque no se trata solo de tener un sistema de alerta sino de saber qué hacer, a dónde ir.
Recordó que en la zona costera se ha instalado un sistema de alerta temprana de tsunamis y que se han realizado simulacros para medir el tiempo de respuesta de la población para ir a sitios seguros, y los resultados no son alentadores.
“La población no está tomando con seriedad este tema de prevención o mitigación, se nos olvidó el terremoto, pensamos o creemos que no nos puede pasar una situación como esas”, dijo.
Dalton Andrade, director de Riesgos y Ambiente del Municipio, dijo que poner un sistema de alarma conlleva muchas cosas: tiempo, distancia, de forma que apenas ocurra el sismo se activen las sirenas y la gente pueda evacuar.
De la fosa (donde está la falla en el cinturón de fuego del Pacífico) hasta Quito hay 25 segundos para que llegue la onda sísmica, 25 segundos muy importantes durante los que la gente podría evacuar. Pero hay que considerar menos tiempo para el perfil costero porque es importante que la gente escuche las sirenas y evacúe, añadió.
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