Desde enero de este año, las oficinas y la planta funcionan sobre 9.500 metros cuadrados de extensión en el km 5 de la vía Durán-Tambo…..” Si alguien me lo contaba a lo mejor no lo creía, porque lo primero que se puede ocurrir es que una industria de ese tipo se instale en Quito, Cuenca o Guayaquil. 

No es la única. De acuerdo a la misma fuente (revista América Economia, edición Ecuador, Ag. 2017) “en el 2015, 20 de las 500 mayores empresas del país estaban asentadas en el cantón Eloy Alfaro, generando movimientos por 1.800 millones de dólares”. 

Y el potencial de la ciudad es tan interesante que se están consolidando dos proyectos de parques industriales privados: parque industrial Durán, Plaza Sai Baba que iniciará en octubre el “Durán Business Center”, con una inversión inicial de 20 millones de dólares.

Bueno, esto es lo que está pasando en un cantón pobre y subdesarrollado. Quizás su gran ventaja sea su cercanía con Guayaquil, una de las tres ciudades económicamente más importantes de Ecuador. 

Probablemente los industriales, al encontrar limitaciones para su expansión física en la ciudad, “pasaron el puente” para instalarse en Durán, que es otro municipio que tiene una legislación especial con estímulos tributarios, que tiene además una institución municipal exclusiva para promover la inversión pro Durán, y que, según sus autoridades, el uso de suelo está normado por 99 años. 

Pero eso es todo. El crecimiento de una ciudad también va de la mano de las bondades urbanísticas y Durán está muy lejos de tenerla. Todo su potencial, repito, es la vecindad con Guayaquil.

Sin embargo, Portoviejo, a diferencia de Durán, puede ofrecer mucho más a un inversionista. Es una urbe que se está proyectando como una ciudad para vivir, con comodidades orientadas a hacer más agradable la vida a los residentes. 

Tiene universidades que pueden constituirse en las grandes proveedoras de talento humano, está cerca de playas y montaña; y es, además, una ciudad con gran número de profesionales que dan soporte a una expansión industrial y comercial. 

Entonces, ¿qué nos falta? No lo podría afirmar categóricamente. 

No obstante, diría que una oficina dedicada, especializada y con presupuesto, como Pro Durán o Conquito de Quito, sería lo urgente para comenzar el largo camino de atraer inversiones.