“Nosotros, por el canto de las aves podemos saber si alguien llegará a casa, si alguien morirá y hasta el sexo de un bebé que está por nacer”, refiere.

Explica Miriam que en los bosques de las siete comunas que tiene la nacionalidad aún se pueden observar aves que han estado relacionadas con los tsáchilas desde épocas antiguas.

Uno de estos pájaros se llama calandria y en tsáfiki toma el nombre de ogue’do, emite un canto agudo y al escucharlo se interpreta que alguien de la comuna morirá, su trino o gorjeo puede durar hasta diez minutos y, por lo general, posa sobre árboles que se hallan cerca de casas donde habitan los tsáchilas.

“Ancestralmente nuestros mayores oían sonidos de animales y decían: moto hati ane’, que quiere decir alguien va a venir; también hablaban: moto piati ane’, que significa alguien va a fallecer”, dice Calazacón.

Otro trinar que es reconocido en las comunas es el de un ave que predice el sexo del bebé que tiene en gestación una mujer tsáchila. Para ello, hay dos tipos de cantos que tienen una traducción al tsáfiki. Cuando el bebé es varón el pájaro emite un sonido similar a la palabra umilá, que significa varón; mientras que si es mujer emite la palabra kaká.

Con Calazacón coincide el investigador Alfonso Aguavil, quien señala que antes la presencia de estos animales era continua y que sus ancestros mantenían una comunicación con sus significados, considerados de importancia en su cosmovisión. Esto les permitía conocer sobre acontecimientos que ocurrirían en las familias de las comunas y en las épocas de cosechas, especialmente cuando los tigrillos los acechaban.

“Esto era de vital importancia para el día a día de los ancestros. Ellos le preguntaban a la naturaleza qué hacer en diversas situaciones y la naturaleza respondía con el canto de las aves”, asegura Aguavil.

Algunas aves ya han desaparecido de los bosques y son mencionadas en las leyendas y cuentos de la nacionalidad; los poné, sanadores ancestrales, son quienes aún mantienen contacto con los pájaros que vuelan sobre las comunas.

Alfonso Calazacón, de la comuna Chigüilpe, quien es poné y vegetalista, sostiene que en su bosque aún se puede apreciar a un tipo de águila que sus abuelos relacionaban con la fuerza y el poder.

 

>Árboles curativos. Para los Tsáchilas existe también el uso de la naturaleza para la curación y el entenderse con el entorno. 

Según los tsáchilas, sus ancestros, cuando habían archoles llamados pechi con el que se construían sus viviendas cerca de los mismos para sentirse protegidos de los rayos, tomando en cuenta, además, que estos tienen otras utilidades para los miembros de la nacionalidad. 

Sin embargo, en la actualidad se van extinguiendo. De estos árboles quedan muy pocos debido a que se los ha cortado para hacer madera. En el centro turístico Muishily han hecho viveros para sembrar estas especies. En la actualidad tienen cinco que están en la etapa de desarrollo.