Antes del 16A, como el resto de la zona céntrica, era un sector de alto movimiento comercial, con negocios en cada puerta y un intenso paso de peatones. “Aquí no llega casi nadie. No hay buses, ni bancos, ni la policía pasa mucho”, reniega Gloria, lamentando cómo el terremoto los sigue lacerando.

Cerca de allí se ha ubicado Calzado Sandra. El tradicional negocio pasó de cuatro a tres locales en la ciudad, uno de ellos lo han adaptado en una casa. Las perchas están poco surtidas, pero no porque los clientes se lleven todo, sino por falta de capital para traer más mercadería.

Javier Paredes, parte de la familia que lleva el negocio, cuenta que las ventas no llegan ni al 30 por ciento de lo que tuvieron antes de la tragedia.

Explica que el trabajo que realizan es solo para subsistir y añade que no hay ni préstamos ni capital ni condiciones para emprender de nuevo. Observa que aspectos como la inseguridad conspiran contra los negocios.

DESIERTO. En otra cuadra, el almacén Dong Fang luce  desierto. Este local, que antes se abarrotaba de clientes, hoy lucha por cubrir los costos de permanecer abierto.

Virginia Chila dice que antes del terremoto podía vender hasta mil dólares en un día. Hoy han pasado por jornadas en las que la venta total es de un dólar y medio.

Virginia asoma la mirada por la puerta del local y confirma lo que sospecha: en decenas de metros son el único negocio abierto. “Si por lo menos los buses volvieran a pasar por aquí, en algo se ayudaría”, reflexiona.

CRISIS. Cuando ha pasado un año y tres meses desde el terremoto, y cuatro meses desde que se abrió la última calle cerrada en lo que fue la “Zona Cero”, el panorama crítico del centro de la ciudad lo confirman los números.

En un recorrido por tan solo 16 manzanas y sus alrededores, se contabilizaron 428 locales. De estos, solo el 21 por ciento (90 locales) estaba abierto, y  3 por ciento (13) en reconstrucción.

Un total de 253 locales, correspondientes al 59 por ciento, permanecen cerrados. Y 72 locales (17 por ciento) fueron demolidos o colapsaron con el terremoto.

Es posible recorrer todo el perímetro de algunas manzanas enteras y constatar que todos sus locales están cerrados.

Solo un tramo de calle como la Chile (entre 10 de Agosto y Pedro Gual), que antes contenía a más de una treintena de negocios, entre grandes y pequeños, hoy no tiene uno solo abierto.

Es justamente la zona que había sido considerada antes del 16A por analistas la de más alto valor de terreno en la ciudad, a más de dos mil dólares cada metro cuadrado debido a su potencial comercial.

PANORAMA. Desde el Municipio de Portoviejo se tienen lecturas más optimistas del panorama del centro.

Patricio Vélez, director de Desarrollo Territorial y Planificación, señaló que aunque la zona no se ha reactivado del todo, es el foco de atención para emblemáticos proyectos que potenciarán su recuperación total.

El funcionario señaló que hay proyectos como la plaza mayor, los centros para el comercio autónomo, y parques como Las Vegas (en construcción) que impulsarán que la gente retorne al centro.

Expresó que en el ámbito de la construcción el municipio tiene más solicitudes que antes. “Superamos los 500 permisos de construcción en la semana y eso es un indicador”, destacó.

Desde la empresa municipal Portocomercio, el balance también es positivo. Así lo indicó su gerente, Gregory Franco, quien dijo que las cifras del Servicio de Rentas Internas (SRI) de ventas y de nuevos RUC (Registro Único de Contribuyentes) muestran una importante recuperación económica.

El funcionario agregó que hay que considerar que los procesos económicos son fluctuantes, y así como pueden haber períodos buenos puede ocurrir lo contrario.

Señaló que el municipio, tras el terremoto, activó asesores de crédito para ayudar a los negocios locales. Eso ahora se ha repetido y dos técnicos crediticios dan apoyo a los empresarios locales. “Creo que el balance es positivo y ha existido una importante recuperación”, mencionó.