Actualizado hace: 930 días 23 horas 48 minutos
Quito
Buscan rescatar los humedales

Lo que antes fueron humedales del Antisana, ahora lucen, heridos, como canales abiertos por el hombre para drenar el agua.

Lunes 24 Julio 2017 | 04:00

 Más de cuarenta canales recorren un humedal de 14 hectáreas a 4.100 metros de altitud en el área de conservación hídrica del volcán Antisana, situado a menos de una hora de Quito, en lo que antes eran haciendas ganaderas.

Pero la historia se repite en unas 30 hectáreas a los pies del volcán potencialmente activo, donde el belga Bert de Bievre, secretario técnico del Fondo para la Protección del Agua (Fonag), llega al extremo de hablar de “exhumedales”.
Por su peso, caballos, vacas y la gran cantidad de ovejas que había antes en la zona, compactaron la cobertura del humedal drenado, que luce ahora como una tupida alfombra verde, a la que comúnmente se refieren como almohadilla pues caminar sobre esta deja la sensación de andar sobre cojines.
El “sobrepastoreo brutal”, como refiere Bievre, terminó hace unos siete años, cuando la empresa de Agua Potable de Quito compró la zona a hacendados, redujo “drásticamente” la carga animal y encargó al Fonag la recuperación del lugar.
En el sector -antaño pantanoso- ahora incluso se puede caminar sin problema pues durante décadas (no se sabe cuántas), ganaderos drenaron el agua a través de canales y, aunque ahora se ha logrado sacar a casi todo el ganado del lugar, el verde y esponjoso suelo todavía recibe la presión de equinos. 
 
>Recuperación. Bievre explica que a través de diques y rústicas tablas, colocadas a presión, contienen el agua parcialmente pues permiten un paso controlado del líquido con la intención de recuperar el nivel freático en todo el sector para volverlo nuevamente un pantano inaccesible en “pocos años”.
El asunto requiere paciencia pues la idea no es crear un embalse, sino recuperar el humedal en el páramo que colinda con la reserva ecológica Antisana, que extiende sus 120.000 hectáreas entre las provincias de Napo y Pichincha, y que acuna a cóndores, osos de anteojos, pumas, venados, tigrillos y lobos, entre otras especies.
Con 18 pozos -unos manuales y otros con sensores automáticos- se monitorea la altura del nivel freático, explica Paola Fuentes, técnica del Fonag, cerca de uno de los diques, que deja ver un agua negra acumulada que, a simple vista, da la impresión de ser petróleo liviano pasado por agua.
 
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