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Waoranis
Festejan y agradecen a la naturaleza

La habilidad para recolectar los frutos y vegetales del bosque es parte del diario vivir de varias comunidades waoranis.

Lunes 17 Julio 2017 | 04:00

Manuela Omari Ima Omene, waorani de la comunidad de Tepapare (Pastaza), autora del libro ‘Saberes Waorani y Parque Nacional Yasuní: Plantas, Salud y Bienestar en la Amazonía del Ecuador’, reconoce que esa compleja interrelación con la flora les permite tener siempre en la ‘onko’ (casa) productos frescos del bosque.

“Al igual que los ‘pikenanis’ (abuelos, abuelas), seguimos practicando la recolección de frutos en la selva conjuntamente con plantas medicinales, así sabemos de acuerdo con el calendario waorani cuáles son las épocas en que podemos cosechar lo que necesitamos para comer o curarnos”, dice.
Reuniones y unidad. “Festejar la producción y cosecha de ‘tewe’ (chonta), entre enero y abril, es importante porque nos maravillamos cosechando ‘dagenka’ (chontaduro)”, pero también “nuestro sentir es que somos uno con ‘tewe’, por esto anhelamos que los matrimonios y embarazos coincidan con esta celebración”, señala Manuela en su libro. Y nueve meses después de estas conmemoraciones se daban los nacimientos, justamente cuando la palma comienza a florecer.
Otro de los homenajes se da en la época de cosecha de ‘kene’ (yuca). Se trataba de una fiesta de unidad regional. Todos acudían al llamado del ‘awene’ (hombre importante) a cosechar en sus plantaciones y dejar el producto en su casa, donde se lo ahumaba, endulzaba y tostaba todo un día. Al día siguiente, atendiendo una nueva convocatoria, los invitados llegaban cantando y tocando flautas; las mujeres masticaban, por lo general en la noche, y festejaban hasta el día siguiente, cuando regresaban a sus ‘onkos’.
Ceremonia matrimonial.  La tradición era que los ‘pikenanis’ escojan la pareja con quien casarse y en épocas pasadas esto se daba cuando tenían 12 años. Se organizaba una reunión en el hogar de los padres de la futura cónyuge y el pretendiente llevaba a su suegra una presa cazada. Él se quedaba con los intestinos.
Los padres de la novia le ayudaban a crear una nueva ‘kewecode’ y solo la madre elaboraba la olla para que su hija preparara ‘tepe’ (chicha) para la boda y que el esposo debía brindar a los invitados.
En la ceremonia matrimonial se entonaban cantos especiales que aconsejan tanto al hombre como a la mujer en sus labores de buen cazador y de buena hacedora de ‘tepe’, así como aquellos que ponían de ejemplo a los papagayos azules con dorado, que siempre vuelan juntos, enamorados y son monógamos por toda la vida.
Mientras el ‘awene’ compartía las bebidas con ‘watapé toca inte’ (felicidad), las mujeres entonaban sus propios cantos conocidos como ‘tode pedadipe’ y los varones vocalizan melodías denominadas ‘amotamini’. Danzaban todos al mismo tiempo. 
Según el libro ‘Saberes Waorani y Parque Nacional Yasuní: Plantas, Salud y Bienestar en la Amazonía del Ecuador’ de Manuela Omari Ima Omene, en la actualidad la cultura waorani está cambiando.
“Hoy en día inclusive nuestros y nuestras jóvenes se casan a veces con gente de afuera con costumbres muy diferentes, las cuales en ciertas ocasiones impactan en quiénes somos y cómo nos reconocemos dentro de nuestro territorio”, dice el texto.
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