Según el general Jorge Vargas de la Policía colombiana, el dinero incautado es producto de la venta de droga y estaba dirigido a la organización de sicarios de “Gerald” para que los delincuentes persigan e intimiden a jueces, policías y fiscales en Ecuador.

“Esta es plata que estaba transportando desde Ecuador acá a Colombia para el pago de múltiples cosas... Nos confirman que (“Gerald”) continúa realizando actividades delincuenciales con personas que lo visitan y además está realizando algunas amenazas a funcionarios en Ecuador. Ya con la Policía de Ecuador hemos dialogado para que tomen las medidas necesarias”, informó Vargas a los medios de comunicación en Colombia.

Según las autoridades, la organización criminal utilizaba niños para ingresar las maletas con dinero al departamento y así no levantar sospechas.

La captura. Hasta el 11 de abril de este año el nombre de Washington P. era desconocido en los medios de comunicación ecuatorianos y colombianos; sin embargo, un operativo de la Policía y la DEA realizado en Colombia lo cambió todo.

El mantense Washington P. había sido capturado junto con otros de sus supuestos cómplices y fue presentado ante los medios de comunicación con el alias de “Gerald”, quien según las autoridades de ese país, era considerado como el “Pablo Escobar ecuatoriano” y requerido por Estados Unidos por el envío de unas 250 toneladas de cocaína a dicho país.

Según las autoridades colombianas, “Gerald”, quien había sido integrante de la banda Los Rastrojos, desintegrada en el 2016 en ese país habría adquirido la experiencia necesaria para iniciar su propia organización criminal, la cual controlaba la siembra, procesamiento, transporte y comercialización de la cocaína, algo que no había sido visto desde la época de Escobar.

Según la Policía colombiana, durante la lucha contra el narcotráfico las organizaciones criminales se habían especializado en diversas etapas del procesamiento y tráfico de drogas, por lo que negociaban entre sí, pero “Gerald” logró unificar todos esos procesos.

Luego de su captura varias de sus casas fueron allanadas en Manabí y Guayas, donde la Policía ecuatoriana logró decomisar más de 17 millones de dólares escondidos en pisos y paredes.