Actualizado hace: 932 días 1 hora 58 minutos
Leonardo Moreira Delgado
LA DÉCADA FERIADA

Mientras que para los “mandados”, que gozaron del festín del poder durante diez años en Ecuador, le denominan “la década ganada”, en razón de que se beneficiaron de los recursos públicos; para los “mandantes”, que de lejos observaron cómo se feriaban el país con el cuento de la revolución ciudadana, le llaman la “década perdida”. En esta disyuntiva, para ver si los “mandados” o los “mandantes” han acertado con esa denominación, el único método de comprobación es remitirse a los hechos y, en esa línea de análisis, indiscutiblemente los “mandados” tienen toda la razón, ya que reconocen que “ganaron una década”. ¿Qué ganaron? Es lo que la historia, supremo juez de los hechos, ya empieza a desnudar política y socialmente.

Viernes 23 Junio 2017 | 04:00

 

Pero lo cierto es que los manabitas perdimos una década en el ejercicio de la función pública, ya que sus representantes no lograron gestionar, reclamar o exigir del gobierno central la atención a sus principales necesidades insatisfechas, a la culminación de sus obras de infraestructuras y al desarrollo de los entes de producción, que al no ser por la pujante y cívica participación del sector privado, fuese más critica la situación.
En lo que corresponde a Manabí, una de las situaciones más cuestionada, es no haber contado con una representación de asambleístas (legisladores) que como en la más cercana historia política, se los veía luchando por las obras de desarrollo provincial. Ahora fue evidente notar una especie de pavor, de conformismo y obsecuencia a un solo personaje y a un movimiento político, pero no a su tierra natal, ni a quienes lo eligieron para el cumplimiento de esas acciones cívicas.
Si nos remitimos a los hechos, en los últimos diez años no existe una sola obra de trascendencias que para conseguirla hayan luchado o exigidos al “mandado”. Al contrario, por la omisión o  complicidad de estos representantes del poder Legislativo y también del Ejecutivo, desaparecieron. La excepción podría ser el puente Bahía- San Vicente, pero esto lo que hace es confirmar la regla; y al sacar el saldo de lo que se perdió y se dejó de hacer, nos quedan debiendo.
De nada ha valido que se aumenten en cantidad los escaños de asambleístas manabitas, antes con menos se hizo más. De nada ha valido que hayamos tenido algunos “ministros manabitas”, antes un solo ministro hizo mucho más; y no doy nombres porque ya se termina el espacio, pero allí estaban las obras portuarias, el CRM y la JRH, las universidades, los aeropuertos, etc. 
Entonces, queda visto que no se trata de cantidad sino de calidad, especialmente de manabitas que no agachen la cabeza ni sean sumisos al “amo y señor” de turno, sino de políticos que se pongan la camisa manabita. Solo así lograremos recuperar la década feriada.
 
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