Es un lugar cuya economía la mueven principalmente el comercio y la agricultura. 

Su historia más connotada data de la época del “boom cacaotero”, la cual permitió el desarrollo económico, cultural, literario y arquitectónico de la ciudad a finales del siglo XIX e inicios del XX. 

> Testimonios. Gracias a la sobreabundante producción cacaotera de aquella época, las familias adineradas viajaban a las ciudades europeas y de manera especial a París, capital de Francia, lo que permitió un intercambio de cultura y costumbres con esta ciudad del viejo continente. 

París desembarcó en Vinces a finales del siglo XIX. Los grandes productores de cacao traían consigo la moda, la literatura, el arte y la arquitectura europea, cuyos rezagos sobreviven aún en la antigua biblioteca municipal donde hay textos que datan del año  1800 en adelante.   

La antigua casa municipal y el castillo dan testimonio de la esplendorosa época del “París Chiquito”. Vinces fue en esa época, desde 1860 hasta 1940, el motor económico del país, gracias a su producción cacaotera.

“Aquí la madre tierra cobijaba la cosecha del mejor cacao fino de aroma, el mejor pagado en Londres, Hamburgo y París. 

El cacao fue un pasaporte de identificación, la economía de la época era dorada como una mazorca que traía en su “vientre” el mejor chocolate del mundo”, contó Gonzalo Ubilla, maestro jubilado.

>Tierra fecunda. En el Vinces añejo se levantaban grandes casas entre las más fecundas huertas cacaoteras; algunas de ellas permanecen intactas en el tiempo y lucen erguidas con su imponente arquitectura de madera. 

Por ejemplo, en las haciendas Rancho Grande, La Envidia, Junquillal, La Cuba y El Edén, Cerro Gusano, aún sobreviven casas construidas hace más de cien años. 

“El banano a mejor precio irrumpió en el mercado y motivó a que los productores de cacao talaran las huertas para convertirlas en bananeras. Hoy, en Vinces no ha quedado ni el 10 por ciento de huertas cacaoteras de cacao fino de aroma”, manifestó Gonzalo Ubilla.

Hoy, Vinces sigue siendo uno de los cantones de fecunda agricultura en el país. Sus campos producen banano, arroz, maíz, plátano, mango, maracuyá, soya, maní, papaya, melón, sandía, entre otros. La ganadería es otro de los recursos importantes.

> Atractivos. El Humedal Abras de Mantequilla, un patrimonio ecológico de 22.500 hectáreas, alberga especies nativas de flora y fauna. En el sitio se prevé que existe una importante reserva arqueológica de  culturas antiguas que lo habitaron. 

La tradicional regata Guayaquil-Vinces, con más de 60 años de historia, los amorfineros que habitan en el agro, los sobrevivientes productores de cacao, los tradicionales rodeos montuvios, forman parte de la memoria colectiva.