Por entonces, el lateral Juan Realpe confesó que ya se le había acabado el crédito en la tienda de su barrio. Además, el plantel no tenía cancha para entrenar, así que alquilaba o prestaba instalaciones. A veces solían entrenar en Colisa, Jaramijó, y otras en la cancha de los periodistas deportivos, en San Juan. 

En ese entonces pocos jugadores tenían carro, y Fabián Loor, quien era utilero del plantel, usaba su camioneta Datsun para transportar la utilería y a algunos jugadores en el espacio que quedaba del balde.

Contraste. Hoy esas imágenes contrastan con el presente histórico que vive el Delfín, primero e invicto de la Serie A, que tiene un lugar donde entrenar y los sueldos de toda la plantilla al día. Es fácil además darse cuenta de la evolución que ha tenido el plantel “cetáceo”, tomando en cuenta la cantidad de carros que hay en el parqueadero del complejo Los Geranios, una obra del presidente del club, José Delgado.

En 2014, en los parqueaderos solo había tres o cuatro carros; ahora superan los 20.

De la temporada 2014, solo sobreviven el defensor Francisco Silva y el lateral Marcos Cangá.

Ambos han afirmado que los cambios son sustanciales.

“Ahora hay estabilidad, uno está seguro y al día en los sueldos”, ha dicho Cangá, quien tiene dos años más de contrato con el “cetáceo”.

En 2014 el lateral viajaba en bus; ahora tiene un auto.

El presidente Delgado explicó ayer que cuando asumió al club “no tenía nada más que deudas y el nombre”. 

Él asumió la presidencia en agosto del 2014, y en principio se dedicó a poner al día al club. Construyó un complejo y aseguró a varios jugadores para que sean “patrimonio del club”.