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5 DE JUNIO DE 1895: Eloy Alfaro, figura del liberalismo en Ecuador

Con la proclamación de Eloy Alfaro como Jefe Supremo de la República se marca el triunfo de la Revolución Liberal en el país.

Lunes 05 Junio 2017 | 10:16

El 5 de Junio de 1895, en Guayaquil se proclamó la Re­volución Liberal y se puso a Alfaro al mando de la Repú­blica. 

Coincidió con la fecha de la primera batalla de Alfaro, la de Colorado, ocurrida el 5 de junio de 1864 en Montecristi. 
La Revolución Liberal inició un cambio fundamental en la estructura administrativa del Estado. 
El historiador portovejense Ramiro Molina afirma que los sucesos de la Revolución Liberal marcaron un antes y un después en la historia del país, debido a las nuevas ideas de libertad y de dere­chos que se comenzaban a popularizar. 
Sin embargo, cree que los cambios más fundamenta­les en la época fueron en las ma t r i c e s produc­t iv a s , en la comer­cializa­ción de los pro­duc tos ecuatorianos al exterior, el fortalecimiento del sector agroexportador y también del bancario. Se atrajo la in­versión extranjera en el país y se dio a conocer las bonda­des de producción a todo el mundo. 
También se estableció el de­recho a la mujer para que pueda ingresar a trabajar en el sector público, lo que la hace parte del desarro­llo del país, y la separa­ción de la iglesia católi­ca del Estado, lo que define el poder de la libertad de credo en los ciudadanos, señaló. 
La inauguración del ferro­carril define un progreso social. “Con la obra se lo­gró unir las dos regiones, se pudo no solo fortalecer la economía interna con el in­tercambio de productos en­tre la Sierra y la Costa, sino que se fortaleció la unión social del Estado en esa épo­ca”, menciona Molina. 
LIDERAZGO. El artista ma­nabita Ivo Uquillas, quien ha estudiado al “Viejo Lucha­dor”, cree que Eloy Alfaro era un personaje adelantado a su época, con una manera diferente de pensar y con una ideología de liberar al país de los poderes conser­vadores que tenían las rien­das del gobierno. 
“Era un manabita universal, tuvo la visión de contemplar una realidad futurista, algo que no era normal en esos tiempos. Un luchador por la justicia y los derechos de las personas; sin duda, un gran humanista que marcó un gran protagonismo en la his­toria del Ecuador”, indica. 
Agregó que la personalidad de Alfaro era de mucha va­lentía y liderazgo, que le permitió conseguir los se­guidores que estuvieron con él hasta el final de sus días. 
LEGADO. Para muchos his­toriadores, el pensamiento alfarista inicia mucho antes de que estallara la Revolu­ción Liberal. 
Molina indica que fue en el año 1864 cuando un joven Alfaro secuestró al gober­nador de Manabí, el gene­ral Salazar, junto a varios campesinos, que fueron llamados posteriormente montoneros, y que se con­virtieron en parte impor­tante de la revolución. 
Ese hecho lo llevó a refu­giarse en Panamá, donde pudo hacer dinero que le significó sus primeras in­versiones para establecer su proyecto político. 
Años después regresó al país y se relacionó con varios grupos de poder que apoya­ban sus ideas comerciales y sociales. 
Tomó las riendas del país y lo transformó. 
Sin embargo, esto también conllevó a una pugna de po­deres hasta en el mismo Par­tido Liberal, que lo traicionó y se unieron a su oposición. 
Uquillas cree que a pesar de su humanismo, los conser­vadores y los demás grupos de poder económico y reli­gioso fueron los artífices de su muerte en 1912, que en estos últimos tiempos Alfaro ha cabalgado en los corazo­nes de los manabitas. 
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