El 5 de Junio de 1895, en Guayaquil se proclamó la Revolución Liberal y se puso a Alfaro al mando de la República.
Coincidió con la fecha de la primera batalla de Alfaro, la de Colorado, ocurrida el 5 de junio de 1864 en Montecristi.
La Revolución Liberal inició un cambio fundamental en la estructura administrativa del Estado.
El historiador portovejense Ramiro Molina afirma que los sucesos de la Revolución Liberal marcaron un antes y un después en la historia del país, debido a las nuevas ideas de libertad y de derechos que se comenzaban a popularizar.
Sin embargo, cree que los cambios más fundamentales en la época fueron en las ma t r i c e s product iv a s , en la comercialización de los produc tos ecuatorianos al exterior, el fortalecimiento del sector agroexportador y también del bancario. Se atrajo la inversión extranjera en el país y se dio a conocer las bondades de producción a todo el mundo.
También se estableció el derecho a la mujer para que pueda ingresar a trabajar en el sector público, lo que la hace parte del desarrollo del país, y la separación de la iglesia católica del Estado, lo que define el poder de la libertad de credo en los ciudadanos, señaló.
La inauguración del ferrocarril define un progreso social. “Con la obra se logró unir las dos regiones, se pudo no solo fortalecer la economía interna con el intercambio de productos entre la Sierra y la Costa, sino que se fortaleció la unión social del Estado en esa época”, menciona Molina.
LIDERAZGO. El artista manabita Ivo Uquillas, quien ha estudiado al “Viejo Luchador”, cree que Eloy Alfaro era un personaje adelantado a su época, con una manera diferente de pensar y con una ideología de liberar al país de los poderes conservadores que tenían las riendas del gobierno.
“Era un manabita universal, tuvo la visión de contemplar una realidad futurista, algo que no era normal en esos tiempos. Un luchador por la justicia y los derechos de las personas; sin duda, un gran humanista que marcó un gran protagonismo en la historia del Ecuador”, indica.
Agregó que la personalidad de Alfaro era de mucha valentía y liderazgo, que le permitió conseguir los seguidores que estuvieron con él hasta el final de sus días.
LEGADO. Para muchos historiadores, el pensamiento alfarista inicia mucho antes de que estallara la Revolución Liberal.
Molina indica que fue en el año 1864 cuando un joven Alfaro secuestró al gobernador de Manabí, el general Salazar, junto a varios campesinos, que fueron llamados posteriormente montoneros, y que se convirtieron en parte importante de la revolución.
Ese hecho lo llevó a refugiarse en Panamá, donde pudo hacer dinero que le significó sus primeras inversiones para establecer su proyecto político.
Años después regresó al país y se relacionó con varios grupos de poder que apoyaban sus ideas comerciales y sociales.
Tomó las riendas del país y lo transformó.
Sin embargo, esto también conllevó a una pugna de poderes hasta en el mismo Partido Liberal, que lo traicionó y se unieron a su oposición.
Uquillas cree que a pesar de su humanismo, los conservadores y los demás grupos de poder económico y religioso fueron los artífices de su muerte en 1912, que en estos últimos tiempos Alfaro ha cabalgado en los corazones de los manabitas.