Actualizado hace: 930 días 21 horas 23 minutos
Giorgi Gorozabel Vinces
Los componentes del amor

Mario Benedetti, insigne poeta y escritor uruguayo, sostiene que “el amor es uno de los elementos emblemáticos de la vida. Breve o extenso, espontáneo o minuciosamente construido, es de cualquier manera un apogeo en las relaciones humanas”.

Jueves 25 Mayo 2017 | 04:00

Sternberg considera que el amor es la combinación de los elementos  intimidad, pasión y compromiso; y al elaborar la “teoría del triángulo del amor” coloca a cada uno de estos elementos en los vértices del triángulo, queriendo con ello graficar la figura perfecta del amor, reconociendo también que puede existir desequilibrio en los componentes de los vértices como consecuencia de la diferencia del tamaño  o cantidad de amor que se entregan sus protagonistas.
El amor idealizado de los años juveniles es la versión completa del significado de amor en expresión de entrega total y exclusiva. El amor como realidad de vivencia subjetiva del ser es una interpretación existencial de este concepto. La interpretación del amor en sus fundamentos instintivos es atribuida a Freud, con sus características de ser fuerza telúrica de sobrevivencia, avasalladora, de individualidad, de posesión, dominio y control. 
Egoísta y altruista al mismo tiempo, pues el amar requiere del otro,  con lo cual se supera el narcisismo egolátrico que caracteriza a los individuos integrantes de toda sociedad. 
La instintividad del amor puede ser objeto de pretensión de racionalización, difícil contienda, como lo manifiesta Gilberto Santa Rosa, pues en estos temas termina imponiéndose casi siempre “El corazón a la razón”. Y en el caso adverso, la victoria es pírrica, pues el triunfador será un buen cultor de la inteligencia; pero al no entregarlo todo, se puede entender que no ha conocido los límites del amor, que está en el amar sin medida, concluyéndose que una persona así no ha amado.
En auto reflexión sacamos a limpio que el amor tiene entre sus componentes un ingrediente instintivo-estético-hedonístico (incontrolable, ingobernable, posesivo, egoísta, dominador) predominante que envuelve en su manto a los componentes emocionales–espirituales-psicológicos, que se funciona rápidamente con el primer componente, constituyéndose en un coctel telúrico-cósmico que oferta placeres inconmensurables en sus inicios y que declinan con el tiempo por fuerza de la rutina. Existen componentes intelectivo-racional-ético-cultural expresados en los valores que guían a la conducta social de los que aman, elemento este que cualifica y eleva el concepto del amor hasta grados de permanencia, continuidad y excelsitud.
 
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