Al episodio bélico se lo conoce como la Batalla del Pichincha y, para historiadores como Jodinson García, es un episodio cúspide de la historia ecuatoriana, que consolida las ideas de los movimientos libertarios de Quito del 10 de agosto de 1809, y el de Guayaquil del 9 de octubre de 1820, en contra del dominio colonial español.
ANTECEDENTES. Para este historiador y paleógrafo, este hecho responde a la transmisión de la filosofía de libertades originada en la Revolución Francesa y la Independencia de los Estados Unidos, el impedimento de las colonias para comercializar con otras naciones sin la supervisión de España, al conflicto de intereses provocados entre los criollos afincados en América con las autoridades impuestas desde Sevilla y Madrid, a la distribución inequitativa de las rentas públicas y a una serie de dificultades sociales pagadas por mestizos, indígenas y afrodescendientes de manera injusta.
VICTORIA DEFINITIVA. El historiador Alberto Villamarín ve esta batalla como el hecho que consolidó la independencia nacional. “Durante la batalla estaban enfrentadas las fuerzas realistas comandadas por Melchor de Aymerich y representando al Rey Fernando VII, y las tropas independentistas dirigidas por los mariscales Antonio José de Sucre y Andrés de Santa Cruz, representantes de Simón Bolívar y San Martín”, se explica.
“Los patriotas comenzaron a concentrarse en Sangolquí. En Quito, las fuerzas realistas instalaron 14 piezas de artillería en El Panecillo, apuntando hacia el oriente, y quedaron a la espera de los independentistas; ahora le tocaba a Quito. Los días 22 y 23 las tropas emancipadoras acamparon en Chillogallo, con provocaciones a los realistas”, dice Villamarín.
Él añade que por la noche Sucre revisó las posibilidades de combate y ordenó pasar a El Ejido, al norte de Quito, desafiando la topografía del Pichincha, pues conocía la posición de los españoles en El Panecillo.
“Sucre ascendió al Pichincha, cientos de sombras se desplazaban sigilosas por las calles, con rumbo al volcán. Comandados por Sucre, los soldados marchaban amparados por la noche. Llegaron a las tres de la madrugada al volcán Pichincha, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, algo que le daría cierta ventaja contra los cuerpos de la caballería española que ya los habían detectado a las siete desde El Panecillo. Sus fuerzas sumaban unos 2.791 combatientes del Ejército Libertador mientras los realistas, unos 2.000 hombres”, añade.
A las 09h30 del 24 de mayo empezó el combate y cuando dos batallones patriotas estaban casi vencidos, otros salieron en su defensa ante los españoles, logrando así alrededor del mediodía el triunfo definitivo.
Según García, la victoria de las tropas emancipadoras selló la independencia definitiva de la Real Audiencia de Quito de la corona española, un territorio que sería a futuro la República del Ecuador, “por eso es importante recordar esta gesta cada año”, explica.
Como él coincide el profesor Carlos Castro, quien menciona que esta fecha es un capítulo importante para la historia del país.
“En esta batalla se unieron muchos voluntarios, incluso europeos, y gracias a esa unión, que lo único que buscaba era reivindicar derechos, nuestro territorio se ha forjado como una tierra de lucha desde siempre”, afirma este docente.