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Colapso Cultural
Colapso Cultural
Por: Julio Villacreses

Martes 23 Mayo 2017 | 04:00

Durante casi treinta y cinco años, un grupo ha dirigido el núcleo de Manabí de la Casa de la Cultura, obteniendo muchos logros y también como toda obra humana, se cometieron errores; agudizado ahora con el apoyo de un sector a la pretendida reelección del poeta Laureado Vicente Espinales, quien en su último periodo se caracterizó por no saber trabajar en equipo con su Directorio y con transparencia.

Esta afirmación quedó evidenciada con la impugnación que hice en calidad de vocal principal del Directorio saliente a la designación de la Junta Electoral, arrogándose funciones que solo le correspondía al Directorio y lo que es peor, afirmando a la prensa: “que me había salido de la reunión”, la misma que nunca se realizó. Por esta razón , por  -unanimidad- el directorio admitió mi impugnación y procedió  a elegir legalmente una nueva Junta Electoral; este organismo definió otro cronograma, que desembocará el viernes 2 de junio con la elección del nuevo Directorio.
El grupo liderado por Dumar Iglesias Mata tuvo como objetivo democratizar la institución y en su primera etapa lo logró. Incluso por primera vez nuestra Casa de la Cultura llegó a tener local propio, rescatando Cine Jardín el Recreo, que es un símbolo de la Memoria Cultural de Portoviejo. 
Asimismo, abría sus puertas a nuevos miembros. Los escritores recibieron apoyo para la publicación de sus creaciones; solo en 1982 se publicaron 57 libros; tenía academias permanentes de música, teatro y danza.
Lamentablemente, ese proceso no tuvo continuidad en algunos de sus sucesores. A tanto llegó la crisis institucional, que en el 2000 la mayoría de los miembros, le pedimos su retorno a la presidencia. 
Ante la carencia de nuevos actores culturales creamos la Casa de la Cultura Juvenil como espacio de formación. Se rescató el Festival Flor de Septiembre. Sin embargo, se trabajaba espontáneamente sin una planificación a largo plazo, no se socializó un Plan Estratégico y poco a poco se fue abandonando el trabajo de equipo y se asume una conducta individualista, sin permitir el disenso.
Cuando un proyecto público se torna personal está condenado a colapsar, resulta ser en una entropía para el fortalecimiento institucional; imponiéndose con el carácter de urgente, un proceso de consenso y de renovación que nos permita el cambio en la Casa de la Cultura, respetando su acumulado histórico con sus logros y superando sus debilidades para 
poder sobrevivir en el marco de la nueva Ley de Cultura. 
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