Los antecedentes eran impecables, impresionantes y limpios, hasta donde es posible la limpieza de quien transita por los senderos gelatinosos de la política. Y, tanto en el servicio público como en la actividad privada, sobresalía sobradamente frente a los otros candidatos que disputaban intensamente el cargo.

Pero (el infaltable), al llegar en mis investigaciones al rubro de su lineamiento político, me encontré con una sorpresiva sorpresa. Satisfactoria para quien, como yo, siempre ha caminado, conceptualmente, por el centro del espectro político. Y es que el man de esta nota, seguro él de que estuvo por algún tiempo equivocado (en su juventud), siendo como había sido vinculado familiarmente con banqueros del más alto rango, decepcionado tal vez, había dejado su militancia en las filas del socialismo, dedicándose a estudiar la filosofía de uno de los más sobresalientes liberales de todos los tiempos: Winston Churchill, de la misma estirpe de los líderes de la Revolución Francesa: Danton, Mirabeau, Robespierre, Marat y Tallerant.

Revisemos con mente abierta y sin fanatismos, algunos conceptos de Churchill sobre el socialismo:

“El socialismo de la era cristiana se basaba en que “todo lo mío es tuyo”, en cambio el socialismo de hoy parte de la idea de que “todo lo tuyo es mío”.

“El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de la riqueza, la virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de la miseria”.

“Algunos ven a las empresas privadas como un depredador que debe ser fusilado, otros como una vaca que debe ser ordeñada, pero pocos son aquellos que las ven como un robusto caballo que tira de la carreta”.

“El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica de la envidia. Su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”.

“El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”.

“Cuando los gobiernos temen a la gente, hay libertad. Cuando la gente teme a los gobiernos, hay tiranía”.

Llegado a este punto, es necesario que vosotros sepáis a quien me estoy refiriendo. ¿Cuál es ese candidato que al renegar del socialismo, se ganó mi voto?

Pues se trata de Emmanuel Macron, que acaba de posesionarse como presidente de Francia, mi segunda patria.

¡Vive la France!