Ahora, el novísimo “Mall del Pacífico”, en el turístico malecón donde está construido, transporta al futuro y hace realidad los sueños de la ciudadanía por el modernismo que desde su ingreso se vive en los 1.500 parqueos cubiertos que en 2 plantas tienen los vehículos de los visitantes. Aumentan lo anterior -para el peatón que llega en transporte público- los bien concebidos ingresos y parques que en varios frentes tiene este “mall”; continúa el disfrute con las escaleras eléctricas y ascensores que en 2 núcleos intercomunican las varias plantas de locales comerciales, cines y cadenas de múltiples mercancías y servicios que copan las modernas y seguras instalaciones inauguradas, donde nítidamente se destaca el impresionante “patio de comidas” con pantallas gigantes, donde más de 1.500 comensales cómodamente sentados paladean los potajes de los novedosos locales y restaurantes instalados en este muy agradable lugar, que al igual que los amplios y elegantes pasillos de tránsito, está bien iluminado, musicalizado ambientalmente y climatizado para deleite público.

Destaco la presencia de nuevas cadenas comerciales de varios tipos, que unidas a las que ya operan en la ciudad, aumentan alternativas al cliente para escoger lo que más le convenga a su gusto, interés y posibilidades. También destaco la apertura de un centro médico y de un hotel de primerísimo orden, cuya construcción culminará pronto, constituyéndose todo esto en otro atractivo más de Manta, que ayuda a levantar la economía ciudadana por el sinnúmero de beneficios que brinda. 

Solo que, como toda obra humana, ésta también es imperfecta, en este caso por el intríngulis jurídico que este “mall” carga desde la inicial permuta del municipal predio deportivo, hasta la ratificada sentencia de la Corte Constitucional, que -para quienes somos legos en esta materia- incomprensiblemente la interpreta el GAD de Manta y la archiva un juez local; esperándose ahora que, sin afectar a la tan reclamada “seguridad jurídica”, este asunto se dilucide pronto, en beneficio de todos quienes hacemos esta sociedad; como ocurre desde que el monumental “mall” abrió sus puertas y Manabí entero se volcó a comprar y a disfrutar en él.