Cuando sobrevino la tragedia de El Niño en 1998, gracias a este aeropuerto la gente podía movilizarse en TAME para viajar hacia Quito y Guayaquil y por avionetas de empresarios particulares. Especialmente TAME debería reiniciar sus vuelo a Bahía (Los Perales) fijando tarifas solidarias.

A propósito, en vista de la situación caótica de TAME, nos permitimos sugerir que esta línea aérea suprima sus vuelos al exterior y se dedique a servir eficientemente a los usuarios nacionales. Una empresa prácticamente quebrada no puede ni debe tratar de seguir compitiendo con las aerolíneas internacionales.

En los últimos meses el servicio de TAME es sumamente deficiente. Los pasajeros nacionales y extranjeros protestan porque no cumple con sus itinerarios, los vuelos llegan retrasados o simplemente los cancelan sin previo aviso, causando múltiples perjuicios a los usuarios. Un pasajero, especialmente de Galápagos, que debe trasladarse al continente, por motivos diversos, sufre graves perjuicios sin que la empresa lo indemnice. Existen turistas extranjeros que pierden sus conexiones desde Guayaquil o Quito hacia otros países debido al retraso de los vuelos. ¿A quién reclamar?, TAME no ofrece ni siquiera una disculpas a los sufridos pasajeros. 

Otro motivo que genera el reclamo de los pasajeros es la inestabilidad de las tarifas. De un momento a otro estas cambian y los sufridos usuarios tienen que resignarse a aceptar;  todo lo manda la tiránica computadora, el omnímodo “sistema”. Hace poco un viajero quería comprar un ticket para volar de Guayaquil a Quito, la tarifa era de cien dólares; pero después de pocos segundos, al momento de emitir el pasaje, el sistema dijo que la tarifa era de ciento cincuenta dólares, que el resignado e indefenso viajero no tuvo más alternativa que pagar. 

¿Alguna autoridad podría sancionar estos abusos? Las aerolíneas hacen del pasajero lo que les da la gana. Alguien tiene que suprimir estos abusos en defensa de los derechos de los usuarios y consumidores nacionales y extranjeros, como lo dicta el articulo 52 de la Constitución: “Las personas tienen derecho a disponer de bienes y servicios de óptima calidad”. 

Esta situación afecta gravemente la imagen del Ecuador en el exterior, por más que se inviertan millones de dólares en la promoción del turismo hacia nuestro país, un turista abusado es el peor detractor del turismo y afecta a la buena imagen de Ecuador. Los turistas demandan buen trato, en todos los aspectos.