Es que la debilitación de los cerros y colinas se debe en buena parte a la ausencia de vegetación que proteja al suelo, que fácilmente es barrido y erosionado por el viento, al igual que arrastrado por el agua cuando no tiene en dónde fijarse. Y este punto de apoyo, generalmente y por naturaleza, es proporcionado por árboles, arbustos y toda clase de plantas que se enraízan en la tierra. Estimamos, debe procederse a una evaluación a fondo y de manera pronta de los programas de reforestación que han anunciado las entidades gubernamentales, tanto nacionales como provincial y cantonales, en el caso de Manabí, para determinar la eficiencia de lo que se ha cumplido. Inclusive, en Portoviejo está en funcionamiento una tasa para la reforestación de las colinas, de la cual sería oportuno conocer la recaudación obtenida hasta ahora y la inversión realizada. Por otra parte, propicio es motivar al reinicio de las actividades desarrolladas en varias ocasiones por entidades educativas y organizaciones sociales, en cuanto a siembra de especies arbóreas; y qué mejor que con una dirección establecida en conjunto con los departamentos de ambiente de las entidades oficiales.

Así sería de mayor eficiencia y alcance la labor comunitaria.