Actualizado hace: 927 días 22 horas 50 minutos
Los indígenas no usan andadores

En los campos andinos y los centros poblados, la mujer indígena traslada a su hijo en la espalda, envuelto en unas telas que lo sostienen.

Lunes 17 Abril 2017 | 05:00

Sus extenuantes jornadas de trabajo las realizan llevando a sus hijos de esta manera. Este hecho se puede apreciar en varias comunidades de Guayaquil, como Monte Sinaí, Pancho Jácome y en Bastión Popular, bloque 1B, habitados mayoritariamente por gente de origen indígena.

Sikinchina o aparina se denomina la práctica ancestral de tener al bebé más cerca, en muchos casos los cargan hasta los tres años de edad, cuando el niño ya puede manejarse solo.
María Rosa Pilataxi Pilataxi, de 51 años, oriunda de Tunchi San Nicolás, perteneciente a la parroquia Licto, del cantón Riobamba, tiene una niña de 2 años y aún la lleva en su espalda.
“El campo es frío y de esa forma los mantenemos bien cobijaditos, además podemos movilizarnos a todo lugar, mi guagua permanece conmigo”, dijo la mujer.
Arduo trabajo. En los páramos y valles andinos se las observa trabajando con los pies descalzos y gran vitalidad, se involucran en todo tipo de duros trabajos, como lo es el arado de las tierras con bueyes y vacas; cuidan sus pequeñas chacras al igual que cualquier hombre. La mujer indígena nunca deja a medias la tarea que empezó. Según Ana Quispe, propietaria de una tienda en el sector de Mucho Lote 2, al norte de Guayaquil; esta costumbre milenaria nace como una forma de proteger a sus guaguas (bebés) mientras laboran en su negocio. Asegura que así lo hicieron sus taitas (papás), las mujeres le transmiten su calor y confianza, comentó.
Los niños se acostumbran a permanecer junto a ellas y les mencionan la frase ‘tutuska’, es cuando piden a la madre que los cargue.
“Desde días de nacido hasta los 3 años, en que ingresan a la escuela, los cargamos. De ahí en adelante comienzan a ser independientes de sus madres para movilizarse”, dijo Pilataxi, residente de la ciudadela Montebello, al norte del Puerto Principal.
Cuando el bebé nace lo forran con una tela (maito), con lo que, según aseguran, su cuerpo crecerá sin deformidades y se mantienen quietos, permitiéndoles desarrollar sus actividades. Esto es hasta los seis meses, luego de lo cual pasan a acompañarlas cargados en las actividades diarias, como se describió. Para ellas no existe andador ni coche para trasladar a sus pequeños.
María Lema López, de la comunidad de Agato, parroquia Miguel Egas, en la provincia de Imbabura, con una estatura de 1,50 m, aproximadamente, intenta hacer dormir a su hijo de 2 años en su espalda mientras atiende a turistas en la venta de textiles del Mercado Artesanal de Guayaquil. El pequeño pesa más de 13 kilos, en el dorso de su madre se muestra muy tranquilo y cómodo. 
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias