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Un año después se extrañan íconos

Cada vez que María Cevallos pasa por lo que era el centro de Jama prefiere caminar ligero y cerrar los ojos para no ver la ausencia.

Domingo 16 Abril 2017 | 04:00

Allí, en dos cuadras de la ciudad, estaban la iglesia “Nuestra Señora del Carmen”, el parque central y casas centenarias de familias insignes de Jama. 

Sin embargo, el terremoto destruyó todo y en su lugar quedaron los solares vacíos y a un año del sismo aún se intenta reconstruir estas edificaciones, de hecho muchas están avanzadas y cerca de terminar.
Pero en Manabí no todas tienen ese ritmo de reconstrucción; así, iglesias, municipios, casas ancestrales y más edificaciones famosas son añorados.
En Jama se extraña el edificio municipal, el museo, la iglesia y el parque. Hasta ahora ninguno está terminado. En el caso del palacio municipal solo un hueco existe en el solar donde estaba edificado, lo mismo sucede con el museo, mientras que la iglesia se construye con aporte de los feligreses y el parque central nuevamente es levantado gracias a recursos de la reconstrucción. 
Isabel Hernández, encargada del proyecto, dijo que ahora será un parque temático, pues tendrá muchos elementos e información sobre la cultura Jama-Coaque, que es orgullo de los habitantes. La obra cuesta 736.000 dólares.
El concejal Gubler Quijano dijo que hacen gestiones con el Gobierno para construir el nuevo palacio municipal y el museo.
En Pedernales. La atención gira en torno a hoteles que eran muy reconocidos.  Hay unos que ya se edificaron, otros se están construyendo, pero hay cinco que aún ni siquiera son demolidos.
Indira Puertas, directora del departamento municipal de Turismo, señaló que esas edificaciones de más de 5 pisos aún están en pie. Esperan un informe técnico de parte de una consultoría contratada por el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) para proceder, aunque dichas estructuras causan temor a los ciudadanos ya que pueden caer, expresó.
Detalló, por ejemplo, que el hotel Lastmar, de 5 pisos, que sufrió afectaciones, sigue parado.
Patricio Schettini, propietario del hotel Bocana y presidente de la Asociación de Hoteleros de Pedernales, manifestó que el sector hotelero del cantón fue uno de los más afectados por el terremoto, que provocó la caída de 20 de los 32 locales que estaban en funcionamiento y daños en la estructura de otros 6 (hoteles); solo 2 quedaron operativos.
En Bahía de Caráquez. El museo de la ciudad era un imán para los turistas, pero se dañó con el terremoto. 
Sixtina Ureta,  directora del museo del Ministerio de Cultura, dijo que el local ya entró a reparación. Los trabajos están a cargo de Karla Zamora y se iniciaron hace tres semanas, con un plazo de 120 días.
Mientras ese edificio es reconstruido, los hoteles Salango, Albatros II y Fragata entraron en un proceso de demolición, igual que el hospital Miguel H. Alcívar, en Leonidas Plaza.
Cristian Rodríguez, jefe de Seguridad, manifestó que en total 22 edificios pasaron un proceso de estudios por parte de una consultora contratada por el Miduvi, de los cuales más del 70 por ciento podría ser reparado y 5 de ellos demolidos.
Fueron derribados el edificio Jalil, Torremar, Cabo Coral, edificio de Los Vaqueros y El Delfín, acotó.
Fabricio Martínez, morador de Bahía de Caráquez, manifestó que es positivo saber que se están rehabilitando las edificaciones que no merecieron demolición, mientras que también es positivo que se proceda a demoler las que fueron severamente afectadas.
En Jipijapa. Sus icónicas edificaciones, el monumento al sombrero y el monumento al maíz, resultaron afectadas.
Félix Fuentes, director de Planificación del municipio, dijo que hacen un análisis a cargo de técnicos para conocer los daños de los monumentos.
“Luego del análisis se va a proceder a la restauración o se va a demoler y hacer la construcción de lo que corresponde al volado del sombrero”, explicó.
Indicó que se empezará con el sombrero porque ha sufrido más afectaciones (en las alas) y existe más afluencia de personas ya que está ubicado en el parque central de Jipijapa. Posteriormente se pretende arreglar el monumento al maíz.
En Bolívar. Caminar por Calceta a veces desorienta y provoca mucha nostalgia a sus habitantes.  El edificio donde funcionaron el reloj público y la biblioteca no está. Su estructura de más de 15 metros fue a dar al parque. “Nos quedamos sin uno de los elementos que atraía a muchos visitantes”, cuenta Francisco Ramírez, quien dio mantenimiento al reloj hasta diciembre del 2015.
El reloj, de fabricación italiana, fue traído desde Europa en 1927, pero empezó a funcionar en 1932;  era mecánico y había que estar pendiente del mantenimiento de las  cuerdas, afirma Ramírez. 
Después del terremoto, con recursos de una fundación de Quito se pudo contratar  un técnico para que rearmara el reloj, está en el  cuartel del Cuerpo de Bomberos, “no sabemos qué se hará con él”, reseña.
En Santa Ana. Las torres de la iglesia fueron restauradas como resultado de la autogestión y aporte de ciudadanos.
Luis Herminio Sornoza, quien formó parte de un grupo ciudadano, mencionó que hicieron una maratón radial y se logró recaudar 3.255 dólares. 
Claudio Bermúdez, párroco de la iglesia, explicó que la restauración le representaba a la parroquia 20.000 dólares, y que mediante una rifa se recaudó 7.221 dólares. Bermúdez dijo que también se dieron otros aportes, pero para atender necesidades básicas y restauración de imágenes del templo.
En montecristi. Todos miran a la Basílica Menor de la Virgen de Monserrate, que se dañó, pero es reparada desde el 18 de abril del 2016, señaló Ángel Toaquiza, párroco del cantón.
El sacerdote manifestó que lo único que falta por reconstruir es la torre. “Hasta el momento se ha reconstruido el edificio de catequesis, se ha arreglado y pintado totalmente el interior del templo, se ha reconstruido los vitrales, un nuevo confesionario fue recuperado, los graderíos donde cayó la torre, se retocó la imagen original de la Virgen y se elaboró la réplica de la imagen peregrina”, destacó.
Se empezará a colocar el porcelanato en el presbiterio y el altar; hasta el momento los gastos superan los 70 mil dólares, refirió el sacerdote.
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