Claro està que en su  época no existían las llamadas redes sociales que ahora debido a la tecnología se están convirtiendo en la pared del canalla. 

La palabra “canalla” de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española significa: perrerìa, persona despreciable y de malos procederes. 

En la actualidad, cualquier irresponsable que tenga acceso a una red (internet), sin ningún control lanza insultos, falta a la verdad, denigra, calumnia a cualquier persona, sea hombre o mujer, joven o adulto mayor, para lastimar su honra, atentar contra su honor , prestigio o buena fama.

Y esto lo hacen desde la impunidad, sin que nadie pueda defenderse, mucho menos consiga sanciòn para estos delincuentes . 

Esta situación se ha agudizado en  tiempos pre-electorales. 

Con què  facilidad cualquier majadero desde su telèfono celular lanza sus dardos venenosos contra sus adversarios.

Desfigura la verdad, se meten con la familia de un candidato hasta la cuarta o quinta generación; lamentablemente no hay ninguna posibilidad de castigar a estos individuos que campean en la màs grande impunidad . 

Todos estos malos hábitos, por llamarlos de alguna manera, tienen que ver con la educación, con la cultura  de respeto al derecho ajeno. 

En la mayoría de las escuelas y colegios actualmente se imparten clases de computación o informática.

Los profesores de esta materia a màs de la técnica deberían instruir a sus alumnos sobre el buen uso de esta herramienta  que ahora se ha vuelto indispensable. 

Pero no se la debe utilizar torcidamente argumentando que lo hacen en base del derecho a la libertad de expresión o de comunicación. 

No nos cansaremos de insistir que este sagrado derecho se lo debe ejercer  con  r e s p o n s a b i l i d a d..! 

Serà que en uso de la misma tecnología, la autoridad pueda frenar, pueda castigar con el Còdigo Penal Integral en la mano a estos cibernautas irresponsables…?.. 

Estos descalificados no se dan cuenta que lejos de granjearse la  simpatía en favor de su partido o candidato, màs bien obtienen resultados contraproducentes , es decir animadversión, rechazo y desprecio.