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Carlos no regresó al mar tras naufragio

A veces Carlos Benítez vuelve a soñar con los 62 días que pasó en el mar sin agua ni comida.

Miércoles 29 Marzo 2017 | 04:00

De esos amargos días casi no le gusta hablar, tampoco memorizó la fecha, porque lo único que quiere es olvidar. 

Hace más de un año (2 de marzo), Carlos y dos amigos, Jorge Mero y el colombiano José Preciado, salieron de pesca desde Pedernales y terminaron en China.
Carlos recuerda que llevaban dos días en el mar cuando fueron asaltados por piratas, quienes los dejaron a la deriva sin el motor fuera de borda de la lancha. 
Lo que hicieron luego para sobrevivir son episodios dignos de una película y propios del instinto de sobrevivencia humana. 
Aquello iba desde comer tortugas, aves y peces crudos, hasta beber su propia orina o agua de lluvia para no deshidratarse. 
Carlos siempre tiene una actitud positiva, y cree que fue eso lo que lo mantuvo vivo y no lo dejó rendirse cuando llegaban momentos de desesperación y los tres pescadores lloraban dentro de una lancha al verse solos en la inmensidad del mar. 
Uno de esos días se hizo una promesa y juró que, si sobrevivía, nunca más volvería a pescar en altamar. 
Ahora, entre risas, cuenta que ha cumplido su promesa y que la única vez que volvió a bañarse en el mar fue en este Carnaval, con su familia. 
En cambio, su amigo Preciado sigue saliendo de faena y, cada que puede, lo llama para invitarlo. Pero, más que una proposición seria, es para hacerle una broma y recordar entre risas todo lo que ahora es una anécdota. Ríen y recuerdan que, cuando ya no tenían esperanzas, el barco de bandera inglesa “Giamst Causeway”, que se dirigía a China, apareció en su camino y los rescató.
Se ríen porque, cuando todos los daban por muertos, la vida les dio una nueva oportunidad para reencontrarse con sus familias. 
Pero antes de volver al país, y mientras las autoridades hacían trámites para su repatriación, no perdieron la oportunidad de visitar la Muralla China. Un monumento tan grande como el positivismo de Carlos. Las fotos de este momento quedaron en la memoria digital de Google y son parte de su historia de sobrevivencia.
Con el presidente. Había pasado un mes del regreso de Carlos a Ecuador desde China, cuando recibió una invitación de la Presidencia de la República.
Era para acompañar al presidente Rafael Correa al cambio de guardia en el Palacio de Carondelet, y luego estuvo en un almuerzo con más invitados. Aún guarda la foto que se tomó junto al mandatario.
Ese día Correa lo felicitó por su audacia y resistencia ante las adversidades. Cuando el evento terminó, Carlos volvió a Jaramijó y estaba más motivado y con la consigna de sacar adelante a su familia.
Él es padre de dos niñas, y decidió trabajar como mototaxista para cumplir su promesa de no irse a pescar. Aún está pagando el crédito que realizó en una entidad bancaria para comprar la moto, pero lo importante, dice, es que de nuevo puso la corriente a su favor. Trabaja todos los días, solo hasta las cinco de la tarde, porque el resto de su tiempo es para su familia.
Acaban de mudarse a su nueva casa que les entregó el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) en Nuevo Jaramijó, donde además recibieron  casas los damnificados del terremoto del 16 de abril. 
Hay madrugadas en que Carlos se despierta asustado porque sueña con el naufragio, pero le basta con ver dormidas a sus nenas para saber que es solo una pesadilla, que eso es parte del pasado. 
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