El proyecto nació con el objetivo de ampliar la mirada del pasado quiteño, reconocer la herencia prehistórica y poner en valor la riqueza arqueológica de la nación de los yumbos, señala diario La Hora.

Este pasado remoto testifica que hay un sustento científico de la identidad quiteña, una historia que no por ser ancestral es incomprensible y hay una ocupación con una cultura de organización muy compleja que se extendió por todo el territorio del actual Distrito Metropolitano de Quito. 

Este museo de sitio protege los vestigios arqueológicos del subtrópico quiteño.

Estructuras hundidas. Tulipe significa ‘agua que baja de las tolas’ y allí hay tres salas: la introductoria, la escenográfica y la museográfica, que es donde inicia el recorrido, y luego se conoce las siete estructuras hundidas: dos semicirculares, dos rectangulares, una cuadrada, una poligonal y una circular, donde los yumbos realizaban ceremonias de iniciación, purificación y agradecimiento. También esas piscinas servían como espejos de agua para que los antiguos pobladores miraran las estrellas, el Sol y la Luna, de lo cual obtenían información y conocimiento.

Las piscinas ceremoniales permiten una aproximación a la riqueza cultural y natural de los yumbos, cuyos vestigios arqueológicos hablan de que era un pueblo altamente organizado.

En Tulipe también se concentraban para la celebración de los solsticios y equinoccios que se realizan el 21 de marzo, el 21 de junio, el 21 de septiembre y el 21 de diciembre. Junto a este complejo persisten tolas, culuncos (caminos hundidos), petroglifos y cementerios que se hallan dispersos en todo el territorio de las actuales parroquias Nanegalito, Gualea y Pacto.

Espacio cultural e histórico. Para quienes forman parte del equipo de trabajo del día a día del museo, la implementación de este espacio de encuentro cultural e histórico ha sido un cambio radical. 

Desde el Municipio de Quito se señala que con el trabajo llevado a cabo en la zona se percibe un antes y un después hablando como Tulipe y como barrio. 

Con la presencia del museo hoy es un referente del turismo y de la cultura de noroccidente; de igual forma ha permitido una revalorización de la ruralidad, la puesta en valor de los recursos naturales y bienes patrimoniales arqueológicos. 

Con el museo hay otros proyectos de capacitación relacionados al turismo y el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes más cercanos. 

“El museo forma parte importante de nuestras vidas porque somos una familia, permite cumplir metas y sueños de trabajar por la cultura. El museo unió a la comunidad, ahora es una parada importante para quienes desean conocer nuestro pasado y encontrarse con la naturaleza”, indicaron los miembros del equipo de Mediación Educativa.