Muchos tienen fecha, otros no; entre tanto el ruido de las herramientas y de las personas conversando en las esquinas evidencia que la reanimación del “corazón de Portoviejo” es cuestión de tiempo.

>Ejemplos. William Nieto es una de las personas que trabaja con esmero en un local de la calle Chile, entre Pedro Gual y 10 de Agosto. 

Según sus propias palabras, “esta haciendo un remiendo”; es decir, mejorando un piso de cerámica que no se afectó en su totalidad con el terremoto del 16 de abril.

“No es mucho lo que se tiene que hacer. Es cuestión de cambiar las cerámicas y dejarlo en perfecto estado. De aquí pasaré a otro lugar del centro a seguir trabajando”, indicó.

Según Nieto, antes de su accionar se mejoró el drenaje, agua potable; culminado el piso continúan las instalaciones eléctricas y la pintura.

“Se puede cobrar por obra o metros, depende de cómo el maestro valore su oficio”, citó.

>Liviano. Metros más adelante, en otra oficina que está siendo repotenciada en la calle Pedro Gual y Alejo Lascano, estaba Albeiro Montero. El hombre de 25 años estaba concentrado con un estilete cortando tumbados de plástico.

Aseguró que los dueños de los locales tratan de curarse en sano empleando materiales livianos, que en caso de caer no lesionen a las personas.

“Esta clase de materiales no demanda mucho tiempo y en un día a buen ritmo se culmina una obra”, citó Montero.

>Necesidad. El gasfitero Euclides Macías reconoció que el trabajo es irregular en la ciudad en general, pero en los últimos días le han salido varios “cachuelos” en la ex zona cero de Portoviejo. 

Manifestó que los dueños están interesados en resolver rupturas. En una misma planta hay varios daños. “Veo empleo para largo”, refirió Macías.