La tagua se convertiría en el tercer producto manabita en contar con una denominación de origen y se uniría al sombrero de paja toquilla y al cacao arriba. 

Según el Instituto de Propiedad Intelectual, actualmente se tienen tres Denominaciones protegidas que son: “Montecristi” que hace referencia a los sombreros de paja toquilla provenientes de Montecristi; “Cacao arriba”, que protege a la almendra seca y fermentada del cacao tipo Nacional o variedades del Complejo Nacional y “Café de Galápagos”, protección otorgada al café pergamino/oro/tostado/molido.

Juan Cassinelli, ministro de Comercio Exterior, señaló durante una visita a la provincia de Manabí, que para que la tagua ecuatoriana tenga denominación de origen se impulsará en conjunto con ProEcuador un programa de preservación de los bosques de este producto que es único a nivel mundial. 

“La tagua no se siembra, es silvestre, si la talamos vamos a perder materia prima que es esencial. Los bosques no solo en Manabí, sino en todo el país hay que precautelarlos”, resaltó el funcionario durante su visita a un taller de la Asociación de Exportadores de Tagua del Ecuador (Asetagua).

>Exportación. Alba González, presidenta de la Cámara de Comercio de Portoviejo, consideró importante que los funcionarios conozcan de cerca el proceso de este producto y resaltó que su comercialización se la debe impulsar más en los mercados internacionales.

“Es vital que nuestras autoridades estén empapadas de todo este proceso para obtener el apoyo directo y se creen leyes que sirvan como defensa comercial”, resaltó la dirigente, quien señaló que los botones de tagua son exportados a países como Italia, Polonia, Alemania, Turquía, China, Japón, Corea del Sur y otros.

 >Mercado. Jhonny Coveña, artesano de la tagua y uno de los 30 socios de la Asociación Tropitagua, espera que la denominación de origen sirva para que la tagua atraviese las fronteras a gran escala y que por fin alcance un pleno desarrollo que tanto han buscado.

Aseveró que el trabajo con el marfil natural es un arte, ya que cada pieza es única y exclusiva. “Exportamos poco a Estados Unidos y Europa. Ojalá y en algún momento las personas del mundo en general valoren nuestro producto”, dijo.

 >Proceso. El proceso previo a la elaboración de la artesanía es seleccionar la semilla de acuerdo a lo que se quiera hacer. Si elaboran una tortuga hay que escoger una semilla adecuada; luego le dan la forma con un disco de lija grueso (numero 50). 

“Si piden collares vamos donde la  operaria para que corte las papas finas, se raspan, lijan, pintan y pulen; pasa a otras manos para que las armen.

Todo pedido por pequeño que sea se lo ejecuta en un mínimo de 5 días porque es un proceso”, dijo Coveña.

El artesano manifestó que para un collar se envía a cortar la semilla. El secado de la pintura toma dos días, así como volverla a lijar y armar. En cuanto a la materia prima viene de la montaña, especialmente de San Plácido, Jipijapa y Olmedo. Con respecto a las prendas, el valor parte desde los 75 centavos en adelante.

 >Sombreros. Y cuando de productos distinguidos se trata el sombrero de paja toquilla es el “abanderado” del Ecuador.

Su trascendencia es tal que los artistas de grandes quilates que visitan el país no pueden irse sin llevar un sombrero fino elaborado en Montecristi.

Fidel Espinal, por ejemplo, tiene 53 años de edad; es un tejedor de sobreros que comenzó en el oficio cuando era un adolescente de 14 años.

La profesión lo aprendió de su abuelo, sin embargo al igual que sus compañeros, la falta de rentabilidad lo motiva a tejer de vez en cuando, ya que no hay mercado para sus productos.

Si bien el sombrero fino de paja toquilla goza de simpatía a quien lo teje no se le paga un precio justo, indican. A nivel  de los comercios de Montecristi (donde acaparan la producción), se encuentran sombreros de 150, 200 y hasta 400 dólares. 

“Pero los precios no reflejan la realidad. El que menos gana es quien teje y así no progresamos”, indicó Espinal.

Agregó que hay dos variedades de sombreros apetecidos en el extranjero que son el fino y el super fino genuino de Montecristi. Ambos se tejan en seis meses y su precio fluctúa entre los $700 y 1.500 dólares, pero en el extranjero puede alcanzar hasta los 25 mil dólares.

En los comercios de Montecristi se exhiben los sombreros que son elaborados por los artesanos de Pile; comunidad que se encuentra a 30 kilómetros de la cuna de Eloy Alfaro.

Celia López, directora del centro artesanal Pile, dijo que el proyecto arrancó en el 2012 y la premisa estuvo dirigida a rescatar la costumbre de tejer sombreros y mantener la tradición. 

Hasta el momento, agregó, el objetivo se ha cumplido, ya que en la última promoción se incorporaron 20 tejedores adultos y en la actualidad cuentan con 16 estudiantes. “Aquí aprenden técnicas y hay incentivos por medio de viajes”, dijo.

Otro de los puntos en contra, precisó, es que varios de los comerciantes de Montecristi no quieren el sombrero terminado para evitar una mejor paga. “Ellos se encargan de terminarlo”, declaró Fidel Espinal.

>Cacao. En Calceta, del cantón Bolívar, se encuentra la corporación Fortaleza del Valle, entidad que ante los resultados demuestra que agremiarse es la mejor manera para salir adelante. 

Berto Zambrano, gerente de la corporación, expresó que cuatro organizaciones reúnen a la vez a 950 productores de cacao, siendo estos del Valle del Carrizal, La Fortaleza, Río Grande (de Chone) y Quiroga. 

El año pasado exportaron 600 toneladas de cacao, detalló. 

La dedicación a la planta y el cuidado a la mazorca convierten al producto en uno de los consentidos de los suizos, donde le dan el toque final.  

“Nuestros mejores clientes están en Suiza, pero también vendemos en Estados Unidos, así como en Francia e Italia”, citó.

En Fortaleza el quintal de cacao en baba lo pagan a 42 dólares.