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Santo Domingo
Cazadores de pieles

Ver pieles de animales en las viviendas de los tsáchilas era común para quienes seguían las tradiciones.

Viernes 24 Marzo 2017 | 04:00

Un buen cazador era el que acechaba al animal más grande, en este caso los venados, que en aquellos tiempos, en la selva de la actual provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas, había muchos.

El cazador tenía que estar atento a los movimientos de este animal para atraparlo. Después de sacrificarlo, tomaban la piel y la cabeza del animal para colocarlas en las paredes al lado de la cocina, como símbolo de jerarquía y de buen cazador.
Abraham Calazacón, nieto del gobernador tsáchila vitalicio Abraham Calazacón, expresa que en la manada tenían que cazar al animal que lideraba o al que iba al último, esos eran los ejemplares más importantes en la caza. 
Agrega que quien llevaba a la tribu un venado era considerado el mejor cazador, pues el mamífero era muy difícil de atrapar.
Abraham cuenta que en la actualidad ya no cazan estos animales porque no hay en la zona; ahora buscan a los guatusos y a los peces. 
Tampoco colocan en las cocinas las pieles ni las cabezas.
Emilio Calazacón hoy en día es considerado uno de los principales cazadores de la comuna Chigüilpe, pues aprendió a los 12 años de edad. 
Sus padres le inculcaron el amor por la caza por ser una de las principales tradiciones de la etnia. Para él, esta actividad es de suma importancia, porque se ve la agilidad del ser humano ante un animal. Pero la caza ya no es igual.
Disecados. Otra de las prácticas de los tsáchilas es embalsamar animales o taxidermia, que es una tradición que se mantiene en centros culturales de las comunas tsáchilas; su principal uso es para la medicina ancestral y para mantener leyendas. El proceso de disecar es con preparados de plantas nativas.
Un pájaro, un mono y serpientes son los que Abraham tiene preservados en su centro cultural “Abraham Calazacón”. Este lugar es parte de la comuna Chigüilpe, a la altura del km 7 de la vía a Quevedo, a unos 15 minutos de Santo Domingo.
La práctica de embalsamar se hace desde varias generaciones. Sus antepasados les enseñaron a utilizar plantas nativas, que contienen una resina que será inyectada una vez que el animal haya muerto.
ArmonÍa. “Nosotros no cazamos para disecar, lo hacemos únicamente en los animales que encontramos muertos o en los que mueren estando a nuestro cuidado”, cuenta. Esa es la principal regla que aplican porque buscan preservar una conexión con la naturaleza, especialmente con aves y mamíferos.
Las aves tienen un significado importante para la nacionalidad, según Calazacón. En los bosques de las comunas habita el napi shú, un pájaro que, en la cosmovisión de los tsáchilas, cada vez que se detiene en una vivienda anuncia el embarazo de una mujer, y cuando se acerca el parto retorna a la casa para cantar y anunciar el sexo del bebé.
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