Sin embargo, lo hacen con el “ojo al Cristo”. Miran de un lado a otro, ya que temen ser abordados por extraños.

El movimiento es mínimo en el centro de la ciudad, y aquello da “chance” para que los amigos de lo ajeno se inspiren en causar perjuicios. 

Bolívar García, por ejemplo, manifestó que los propietarios del edificio donde funciona el almacén de telas La Sultana (Chile entre Pedro Gual y 10 de Agosto) se vieron obligados a elevar las paredes y ponerles corriente eléctrica, ya que los antisociales intentaron robarles por más de una ocasión.

“Apenas uno se descuida aparecen los pillos. Para ellos no hay paredes fuertes, ni pisos que no puedan escalar”, expresó.

García aseveró que “La Sultana” está siendo repotenciada. Ahora se encuentran en proceso de limpieza y pintura, y una vez que concluyan, entonces estarán en condiciones de abrir las puertas al público, sostuvo.  

Atracos. Jaime Bravo, uno de los dueños del almacén El Panameño, fue uno de los últimos en sumarse a la lista de robados.

El comerciante dijo que tras el 16A se vio en la necesidad de migrar a otro punto de la ciudad, donde se instalaron con su comercio y residencia; y el edificio de la Chile (entre Pedro Gual y 9 de Octubre) lo visitan los fines de semana.

Aquello ocurrió el sábado anterior. Recorrieron los tres pisos y no se encontraron con ninguna novedad.

Pero fue el lunes, según Bravo, cuando pasaron por el sector y por una corazonada ingresaron al edificio que se encontraron con la sorpresa de que los pillos se cargaron con un botín aproximado a los 10 mil dólares. 

Los maleantes habrían ingresado por la terraza, luego de tomar como puente un edificio contiguo.

Seguidamente rompieron los candados y llegaron al tercer piso.

“Llegaron hasta donde había ropa costosa, así como un lote de joyas. Dejaron arreglados platos y otros objetos de menor valor”, explicó Bravo.

Garantías. Jaime Bravo expresó que “El Panameño” pule los detalles para volver al centro de la ciudad. Lo harán recargados de ilusiones y con el deseo de impulsar el resurgimiento de Portoviejo.

Pero así como están las cosas, presume que los comerciantes pensarán seriamente en regresar. “En el sector no hay energía eléctrica. La presencia policial es mínima, y considero que estamos a merced de la delincuencia”, precisó. 

Agregó que a pesar del robo se encuentran con la motivación suficiente para enfrentarse a la adversidad y vencerla. 

El coronel Edison Valverde, jefe del distrito Portoviejo, declaró que luego de la apertura de la última parte de la ‘zona cero’ desplegaron acciones especiales en el centro de la ciudad para frenar los delitos. 

Hasta donde conocen, manifestó,  se han cometido 12 robos a locales y edificios. Las denuncias las recibieron el 13 de marzo, un día después de abrirse la ‘zona cero’. 

El centro está resguardo por policías motorizados  y el lunes pasado se ubicó una unidad móvil.

“Hay agentes desde las 23h00 hasta las 07h00 y en el día el patrullaje es permanente”, dijo Valverde. 

En cuanto a los causantes, comentó, están tras pistas concretas, y los recicladores aparecen como los candidatos. 

Añadió que para un mejor servicio cuentan con el apoyo de 40 policías de otras provincias, delegados a Manabí tras el terremoto del 16 de abril.