Actualizado hace: 935 días 19 horas 57 minutos
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El 2 de abril, después de 11 días, y en cumplimiento de las normas legales que rigen el proceso constitucional, deberán llevarse a cabo las elecciones que harán posible la designación de un nuevo presidente de la Republica, el que deberá tomar posesión el 24 de mayo, produciéndose así el necesario cambio, que luego de una administración ejecutiva de más de 10 años, ha llevado al país por adoptar esta acción política que tanto se requiere dentro de la normal democracia que en la actualidad se vive en la gran mayoría de los países del mundo.
Ya es conocido por todos que ese sistema hereditario y permanente de gobernabilidad quedó para el pasado, ya que lo conveniente es la reelección pasando por lo menos un período, mejor aún que esta no sea indefinida, como se lo quiso hacer imitando a otros países de la tal Revolución del Socialismo del siglo XXI.
Nuestro país escogió el camino apropiado y este llegará el domingo 2 de abril con la selección que deba hacer el pueblo ecuatoriano, culminando el 24 de mayo con la posesión de ese nuevo mandatario.
Todo esto siempre y cuando ese proceso, dirigido desde las altas esferas gubernamentales, no presente anomalías y el voto libre y espontáneo depositado en las urnas, sea respetado y canalizado legalmente, dejándose de lado las tentativas y las manipulaciones que tratan de desviar esa voluntad popular; y que por presión y el accionar de los candidatos y partidos de la llamada oposición no se pudo llevar a cabo con los resultados del 19 de febrero, llegándose así a esta segunda vuelta que culminará después de 11 días.
Nos referimos así a lo que tiene que ver con la elección de presidente de la Republica, porque en lo referente a la de asambleístas el juego oficial estuvo a la orden del día, con resultados manipulados y de conveniencia para quienes prevén la próxima derrota.
Aquello los está llevando a ejecutar una campaña sucia, con ataques premeditados y no propios de un sistema democrática; peor aún cuando se está aprovechando a funcionarios de alto y medio nivel, quienes dirigen estas contramanifestaciones que a nada bueno podrían estar conduciendo este proceso electoral, que necesariamente debe hacerse realidad el 2 de abril y el 24 de mayo.
Lo que ha sucedido el último fin de semana en Manabí no debe repetirse en ningún otro lugar, descartándose así todos los pretextos que a través de ellos impidan la realización de esa transformación mayor que tanto requiere y necesita el país, como es el cambio de Gobierno, que con el pasar del tiempo se está convirtiendo en una realidad democrática.
Vamos por ese cambio a través del voto libre, espontáneo y bien cuidado. Y que no se intenten repetir esos ataques de salvajística violencia, como también de cobardía.
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