“Un símbolo de vida”, indica Albertina Calazacón, gestora cultural del centro turístico tsáchila Tolón Pelé.

Historia.  La mujer revela que hace unos 450 años, una gran parte de la población tsáchila pereció por una epidemia de viruela, mientras estaban asentados en tierras de Puerto Quito, en las cercanías de Nanegalito.

Pero que a través de los chamanes y sus visiones encontraron refugio en el achiote. “Ellos descubren la salvación en este fruto salvaje, que nos apartó de la muerte”, dice.

Según la historia, los nativos se frotaron las semillas en todo el cuerpo y las llagas fueron cicatrizando poco a poco. Desde entonces, dentro de la cultura tsáchila, el hombre pinta su cabello de rojo con la forma de viserita, como el achiote. Mientras que la mujer lleva las marcas del Mu, achiote en tsafiqui, en el rostro y extremidades.

Homenaje. Por eso los tsáchilas, por cuarta ocasión, han decidido rendir tributo a este fruto tan sagrado para ellos en el ‘Carnaval del achiote’, del cual podrán ser parte turistas locales, nacionales y extranjeros.

Freddy Calazacón indica que quienes los visiten pueden participar del ritual mukeka, limpiezas de malas energías y los juegos ancestrales que pretenden recuperar, pues con el paso de los años se han ido perdiendo dentro de la nacionalidad. Asimismo música y danza, y el concurso del mestizo que más se parezca a un tsáchila, para el cual los participantes tendrán que vestir la indumentaria tradicional de la etnia. Las mujeres tendrán una expoferia con stands de gastronomía ancestral y artesanías.