Los resultados de los comicios recientes muestran errores que deben corregirse en el futuro. El voto debería ser un derecho de los extranjeros con mínimo diez años de residencia contínua, también para los jóvenes de dieciocho años.
Con la esperanza de que Lenín Moreno sea el triunfador, deberá incluirse en la malla curricular las asignaturas de Moral y Cívica desde la básica hasta el egreso del colegio; los estudiantes estarán obligados a conocer la historia de nuestro país por lo menos del siglo pasado a nuestros días. Esto garantizaría el ejercicio de la democracia, el derecho a elegir y ser elegidos por parte de quienes tengan un mínimo de instrucción.
Los resultados enviados por la televisión en el mismo instante del cierre de votaciones originaron mensajes llenos de odio, sobre todo a los manabitas por haber respaldado la continuidad del proyecto iniciado por Rafael Correa. Con toda la perversidad de su alma desearon más terremotos para Manabí, un diluvio para Guayaquil y hasta la “trumpesca” idea de construir un muro divisorio entre Costa y Sierra.
El proyecto de unión de estas regiones complementarias surgió de los costeños del siglo XIX. Eloy Alfaro ejecutó la obra del ferrocarril para unir físicamente la Sierra -región que dotaba de los productos de consumo interno- con la Costa, proveedora de los productos de exportación generadores de divisas. Recuérdese que el sombrero originario de Jipijapa y Montecristi llegó a ser el primer producto de exportación. El arte del tejido del sombrero, genuinamente puro y manabita, por disposición del presidente Alfaro se extendió a la provincia del Azuay.
La Costa pudo haber subsistido con fréjoles, habas, plátano, yuca, café, lácteos criollísimos y pescado de nuestro mar. Solamente la grandeza de espíritu de Alfaro logró esa unión; la Sierra sin exportaciones y la Amazonia aislada y sin explotación petrolera fusionadas con la Costa formaron un país más próspero.
Manabí, la provincia que parió a Eloy Alfaro, líder de la Revolución Liberal de 1895, tiene un sino progresista imborrable. Por su misma naturaleza se siente inclinada a la opción política que represente a las grandes mayorías. Gran parte del campesinado ha vivido sin atención elemental, por eso estos montuvios, como nos llaman, no podemos votar en contra de nosotros mismos.
Los fuertes insultos lanzados contra los manabitas lograrán el efecto contrario: todos con Lenín. A pretexto de apertura de fuentes de trabajo no debemos retornar al país de los paros, paquetazos y pésima educación. A eso es lo que tememos y no quiere ver el candidato Páez que ya invitó a la paralización para protestar…así sería el país en manos de los que buscan la falta de control del Estado gracias a la cual fue posible el feriado bancario.
Lo dice una manabita de pura cepa pues, rebuscando ancestros, solo encuentra apellidos como Loor, Alcívar, Zambrano… las injusticias sociales no son para nosotros! Vamos Manabí, tierra de gente valiente. Un solo manabita en defensa propia es temible, a lo mejor por eso uno de los líderes retardatarios nos llama psicópatas en la intimidad de su grupo.
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