Estos mensajes anónimos no deben ofender a nadie por lo ridículos que son. Quizás ni merecen este comentario. Sin embargo, se puede analizar algunas de las aristas que generan.

En general los mensajes tratan de ofender sosteniendo que los manabitas han actuado sin reciprocidad, luego de la abrumadora ayuda recibida tras el terremoto. Esto es absurdo. 

Manabí siempre estará agradecida por tanta solidaridad recibida de parte de todos los ecuatorianos y hasta extranjeros. Llegó ayuda de diferentes iglesias, de ricos, de pobres, del equipo de fútbol Independiente del Valle (y nadie llama traidor al que grita un gol de Barcelona), de partidarios del Gobierno, de opositores y un etcétera sin fin. 

Por esto Manabí está agradecida y en deuda con todos, en general, sin deberle algo a alguien en particular. Sin embargo, se hace una invitación para que quien ayuda y ahora busca cobrar su ayuda, salga del anonimato y se manifieste. 

Este episodio debe pasar al olvido. Sobre el terremoto hay que pedir cuentas a quienes administran la lenta reactivación y analizar las propuestas de los dos candidatos finalistas para la presidencia de la República.