En estos días es frecuente verlo en las calles céntricas de la ciudad, especialmente en terrenos donde hubo alguna vivienda y que tras la demolición se convirtieron en lagunas.

Ante el riesgo que esos predios representan para el entorno, pues pueden convertirse en criaderos de mosquitos o botaderos de basura, muchos de los dueños buscaron la manera de rellenarlos.

Pero, ¿cómo hacerlo si están inundados, hay fango y los volquetes se hunden? Allí entra en acción Loor, quien llega para elaborar la estrategia y planteársela a los interesados.

“No es fácil. Lo primero es detectar a qué se debe el problema y luego decidir qué se hará”, dijo.

Aseveró que siempre es importante mantenerse con mente positiva, ya que así se acercan las cosas buenas. Y cuando para muchos el exceso de lluvias es  malo, para él es todo lo contrario.

Respaldo. Jairo Loor cuenta con la ayuda de un operario, quien se encarga de usar y revisar los equipos permanentemente.

Tubería de cuatro pulgadas, así como una bomba de agua de la misma medida se usan para la extracción de los líquidos.

“El trabajo puede durar varios días, dependiendo de la cantidad existente y de factores externos que se puedan presentar, especialmente las lluvias”, sostuvo.

La tarea, según dijo, es ardua y compleja, nada fácil como parece. Se dificulta cuando por algún motivo se paraliza la bomba, y se ven obligados a suspender la actividad.

En la mayoría de los casos, señaló Loor, se debe a algún objeto que tapona la entrada de la bomba. 

La identificación conlleva a la revisión de la tubería y, de ser el caso, de la bomba de agua.

Una vez que se limpia, el proceso se reinicia. 

En las calles Espejo y Sucre, por ejemplo, el plomero se encargó de secar un terreno, ya que sus dueños quieren rellenarlo pues, indicó, representa malestar para los vecinos y optan por cortar por lo sano.

“Hay otros trabajos pendientes, pero no puedo asumirlos mientras no termine lo pendiente. El éxito de mi actividad se debe en gran parte a la seriedad”, precisó Loor.