Es que ambos cuadros, definidos como trastornos alimenticios y psicológicos, más allá de afectar la salud integral del paciente llevan a un inmimente peligro a quienes los padecen.
Ambos extremos son malos. La nutricionista Sandra Guerrero explica que la anorexia se caracteriza por crear en la mente del paciente el sobrepeso, aunque éste no exista.
“El cuadro es claro: gente que dice estar gorda y no lo está, es la primera señal de que la pacede”, señala.
Añade que los anoréxicos se caracterizan por el temor a aumentar de peso y por una percepción distorsionada del propio cuerpo, que hace que la persona se vea con sobrepeso, aún cuando su peso se encuentra por debajo de lo normal.
Por ello la persona busca una disminución drástica del peso mediante los llamados ayunos y la dieta basada en la reducción de la ingesta de alimentos.
“El final de esta persona es la anemia y la desnutrición absoluta”, recalca Guerrero.
En cuanto al caso de la bulimia, “aquí el afectado siente la necesidad de comer grandes cantidades de comida, para luego vomitar y eliminar lo que ha ingerido”, dice Guerrero.
Las personas que la padecen, con evidentes problemas de sobrepeso, no logran reducir el mismo.
“Los pacientes que presentan este cuadro son más propensos a sufrir enfermedades cardiovasculares”, añade.