Desde hace unos años es un próspero comerciante de pescados de todo tipo: grandes y pequeños, de profundidad o de orilla.

Las especies son compradas y vendidas por el comerciante manabita que señala que su visión y esfuerzo lo hicieron destacar.

Su radio de acción son los mercados de Manta, sobre todo en Playita Mía, donde es muy conocido.

En el fragor de los negocios Atilio nunca olvidó sus raíces y siempre regresa a la tierra que lo vio nacer, pero no solo vuelve de visita a recordar anécdotas con los infantes de su época, sino que llega cargado de pescado para regalar a su gente.

Así, en su camioneta y acompañado de empleados regala un cargamento completo con especies como bonito atún, albacora, caritas, cucharita y más que llegan frescas hasta la comunidad.

Esperado. El hombre llega en la mañana y parquea su camioneta a un costado de la vía y las personas, cuando ya lo identifican, hacen fila para recibir los regalos.

Atilio, a sus 55 años, no pierde el buen humor ni la solidaridad que lo han destacado. En un día regala hasta 500 unidades de este alimento.

Experiencia. Euliser Suárez y Víctor Suárez, quienes están trabajando temporalmente en la construcción de viviendas en Estancia Vieja, señalaron que se quedaron sorprendidos cuando notaban que hombres y mujeres, niños y ancianos hacían fila tras una camioneta.

Decidieron acercarse y allí notaron que regalaban piezas de pescado, por lo que también hicieron fila y recibieron su porción.

Reflexionaron que es algo sorprendente que ya no se ve en ningún lado. “En estos tiempo donde todo el mundo piensa en hacer dinero encontrar una persona bondadosa llama la atención”, dijo Euliser.

María Macías, en cambio destacó que la bondad de quien fue su vecino es digna de imitar, ya que dijo, se da tiempo para entregar esta ayuda.

Los habitantes de Estancia Vieja señalaron que el cargamento solidario llega frecuentemente, en ocasiones cada semana, y ellos luego de saludar a Atilio reciben los pescados y se van contentos a cocinar para la familia.