Ellos son los más antiguos del centro geriátrico. Tienen 11 años asistiendo de lunes a viernes a ese lugar.
María dijo que ella y su esposo no conocen la tristeza porque en el Patronato les sobra cariño y, sobre todo, compañía.
La pareja sólo tiene un hijo que vive con ellos, pero su trabajo no permite que los atienda todo el día, añadió.
Diógenes cree que si no existiera el centro geriátrico ya no estuviera vivo. “Imagínense a mis 92 años bordando y haciendo manualidades, lo que nunca hice de joven y adulto. También bailo como joven. Todo esto me da vida y me hace sentir útil”, anotó
Urbano Holguín, de 77 años y viudo, también tiene 11 años asistiendo al Patronato. Él cuenta que tras el terremoto del 16 de abril estuvo cinco meses en Guayaquil. “Allá casi muero de la tristeza porque me dejaban solo todo el día. Extrañaba a mis profesoras y amigos. Decidí venirme porque me estaba enfermando. Sólo faltó ver mi gente en el Patronato para volver a sonreír”, manifestó.
Piedad Santillán (76) tiene ocho años en ese lugar. Ella manifestó ser feliz elaborando manualidades. Agregó que no le gustan los fines de semana porque no puede ir al centro geriátrico.
Aniversario. Ayer el Patronato celebró 15 años de servicio a la comunidad. Ana María de Zambrano, presidenta de la institución, destacó el trabajo social de esta entidad, que inició con el plan de erradicación del trabajo infantil y que actualmente se ha multiplicado con numerosos servicios. También destacó el nuevo centro geriátrico que será inaugurado el 3 de marzo en Urbirríos.