Caldo de gallina criolla preparado en Manabí y la tonga. 

Me defiendo con un aguado de gallina, pata amarilla (risas). 

Es muy leal, trabajadora, cariñosa. Nadie en el mundo me ha querido tanto como mi esposa.  

Ella dice que soy inteligente. 

Sí, algunos me divierten. David Reinoso me llama la atención, porque representa personajes de todas las regiones del país. Personifica la identidad nacional. 

Medianoche dormía normalmente y despertaba a las 07h00. Ahora en campaña se ha modificado el horario totalmente, me he acostado a la 01h00 y levantado 03h30.

Sí, yo soy soportable (risas). A mí me gusta bailar, cantar y yo sé casi todas las canciones del Ecuador de todos los tiempos como la ‘Tejedora manabita’. Yo tengo varias rocolas de acetatos, una colección de música, de CD y hasta de disco de carbón, yo sí sé algo de música. 

Tengo una hija que es concertista, es pianista. Entonces nosotros estamos impregnados por la música y el deporte. Pero a mí me gusta bailar una salsa o cumbia, pero no la salsa choke (risas), sino la clásica. 

Una frase... (pensativo). Tengo muchas, pero siempre digo que el hombre es amo del silencio y esclavo de sus palabras. Digo que el hombre es la suma de sus actos. Siempre les digo a mis hijos: nunca hay un ‘hasta aquí he llegado’, siempre hay un paso más. 

Yo no bebo, me gusta la caña manabita pero muy poquito. Un buen vino blanco me gusta, muy poco, como digestivo o aperitivo. En una reunión puede ser un vino o me entretengo con un vodka si me ofrecen. 

No tomo seguido. 

¿Que me tomé y perdí tanto el sentido? Cuando me gradué de abogado, ya tenía más de 25 años, nadie en mi familia me retó porque ellos mismos me dieron (risas). 

¿Coqueto? Siempre. Mi táctica ha sido ser muy educado, cortés, aún sigo siendo coqueto. Mi esposa dice que soy coqueto, yo soy amable, pero soy coqueto en el buen sentido, no siempre la coquetería es sinónimo de conquista, soy jovial cuando debo ser. Soy profesor universitario y todos dicen que soy temido, pero cuando ya salen de clases o pasan el año conmigo, se saludan con beso en la mejilla.

Me rebelo ante ciertas cosas, ante la injusticia, desleales y traición. 

Por violentos, insultadores, odiadores... si hay algunos personajes, yo no alimento odio. Pero en general no doy nombres.  

¡Uf! muchas. Una vez quemé una sementera de habas.  

Mis papás no me dijeron nada porque no me descubrieron. Había una choza en medio de la sementera para cuidar, cuando ya está madura saben entrar a robar y yo prendí un fósforo (por alguna razón que no recuerda), se incendió la choza y se quemó la sementera. Ahí es cuando salí corriendo. Yo fui a avisar que alguien había prendido fuego y se estaba quemando. 

He sido bueno para las ciencias sociales, algún tiempo me gustaron las matemáticas, soy licenciado en esa materia y la enseñé en el colegio más grande de Quito.

Me gustaban las matemáticas como hobby, no porque me manden a hacer los problemas de Baldor, si yo tengo más problemas (risas). La materia que era odiosa para mí era contabilidad. 

Ecuador. Pero si hablamos de otros me gusta Francia, Bélgica donde estudié; Estados Unidos, me gusta donde la gente vive bien. 

Por su cultura Medio Oriente, Egipto e Israel. 

Debo conocer 50 países, casi toda América, Europa, parte de Asia. 

Tres, una hija que es médico, otra que es pianista y un niño de 15 años.  

Ha sido una relación de mucho amor, sabiduría y respeto. Yo soy el más orgulloso de mis hijos, somos una familia unida, somos muy respetuosos, nunca les hemos pegado, no han perdido un año.

Yo siempre busco los consensos. El diálogo, escuchar y procesar en la familia y Estado es lo fundamental.

Me defiendo, sí me sé uno que otro chiste. 

Le diré ¿colorado o blanco? (risas)

Un borracho estaba saliendo de una cantina de noche y levanta a ver y se le cruza un militar y le dice:

-Buenas noches, mi sargento.

-¿No ves que tengo tantas estrellas?

-No, disculpe mi cielo (risas). 

La comida, ver televisión, la misa los domingos (en tiempos que no hay campaña), el deporte, vamos todos a caminar, yo soy un deportista, al cementerio, nosotros somos muy unidos. 

Es mejor que otros (risas). Washington es mejor que Steven por ejemplo. Me llamo Washington Arturo. 

Sí me gustan, pero me molestaban en la escuela. 

Me decían ‘huevo duro’ por Arturo (risas), pero eso es mejor que ser aguado. 

Yo llevo el nombre del primer presidente de Estados Unidos, George Washington, y el segundo de mi difunto padre y el Rey Arturo. 

Mis primos ‘monos’, como le decimos, me decían ‘Wachito’, hasta ahora me llaman así. En la Sierra me decían ‘Washo’ o ‘Washito’.

Me ha gustado ‘Cantinflas’ y ‘Trespatines’. 

Soy abogado y educador. 

Yo soy lo que me ha gustado ser. En mis tiempos quise ser futbolista también, ya hubiese estado de asambleísta (risas). Jugaba en la escuela, colegio, universidad... era buen futbolista. Mi línea era centrodelantero, goleador. 

Yo soy bueno para todo, yo creo que jugaba muy bien al indorfútbol, de niño era muy hábil para el fútbol, pasaba solo en eso. 

Aquí de ‘La Capira’ (Liga de Portoviejo), en el Ecuador yo soy barcelonista y obviamente en la tierra que yo nací soy hincha del Olmedo.

Soy escéptico, es decir, yo ni creo ni no creo. 

Católica. 

Tengo habilidad para hacer amigos. 

Reuniría a toda mi familia, a mis amigos, los que han estado más cerca de mí y les agradecería. 

No depende de mí, pero cambiaría algunos gobiernos. Pero de lo que he hecho en mi vida, yo casi todo lo repetiría. 

La muerte de mis padres.