O se vota por Lenín Moreno  -despectivamente llamado continuista- o se elige, con excepción de Iván Espinel,  a una de las opciones que  representan el retorno al país que creímos haber dejado atrás. Aquellos que terminarían con el ente regulador de la educación superior, sin faltar quien promete devolver las escuelitas perdidas en  la campiña,  en vez de que los niños de la zona rural asistan a un centro educativo zonal con adelantos antes no soñados. 

En la Amazonía ya existen planteles con internado,  dada la dispersión de los habitantes en la inmensa selva.

El candidato Lasso vende oportunidades, pues él es un ejemplo de insólito progreso. De bachiller a propietario de un banco, sólidamente a su lado. Cuántas personas han tenido capacidad demostrada, pero no hicieron carrera en el banco de su cuñado,  menos podían  llegar a comprarlo.

Cuando - aproximadamente seis años- se lanzó  el proyecto Banco del Barrio, podía vislumbrarse la candidatura presidencial del  empresario que lucía moderado hasta demostrar su  ultraliberalismo, el que relega al Estado un mínimo de control y una ciega obediencia a los organismos internacionales de crédito, los  que dictaban los paquetazos empobrecedores de todas las capas sociales.

La inflación  se regaba el mismo día, aunque para los antigobiernistas esto es mejor que la inflación controlada,  pues la atribuyen a la recesión. No dicen que hay crisis mundial, que en este paraíso nadie muere de hambre, que por un juicio iniciado antes del actual Gobierno  debimos pagar más de mil millones de dólares. ¡No les bastó cuánto usufructuaron de nuestra madre tierra!

Esta vez la campaña pasó de turbia a sucia, cochina. En memes que nos ha tocado ver nunca sale la suciedad por parte de los adeptos a la candidatura oficial, no puede ser  de otra forma, tratándose de un hombre pacífico y cristiano. 

Entre los peores infundios lanzados al Internet están aquellos obscenos contra el Primer Magistrado; la paraplejia de Lenín Moreno fue atribuida no al asalto que sufrió, sino a una inventada participación en un acto terrorista. Peor aún, una misiva sentimentaloide de una señora que se dirige a la esposa del Presidente por la única coincidencia de haber sido compañera de labores en el mismo colegio, donde otro profesor fue acusado de abuso a un menor.

Todos estos infundios han sido posibles desde la existencia del Internet,  creado para la investigación. En el pasado recurrían a las hojas volantes, a las que sin una Ley de Comunicación podía seguírsele la pista… a ver si la justicia fallaba en favor del afectado….