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Ecos de un debate
Ecos de un debate
Por: Gabriel Zambrano Chávez
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Miércoles 08 Febrero 2017 | 04:00

El debate a lo largo de la historia ha jugado un rol fundamental en la discusión de las ideas, el mismo permite a las personas exponer sus criterios y propuestas desde un punto de vista crítico, con el objetivo de someter dichas ideas a observación, pudiendo cada cual defender lo que considera correcto.

En sociedades democráticas, el debate es una herramienta importante tanto de identificación de disensos como de construcción de consensos. Un debate crea una oportunidad para que las posiciones puedan escucharse; en la presente contienda electoral han existido espacios organizados por sectores académicos, empresariales, gremiales y medios de comunicación para proyectar la discusión y análisis de propuestas de los candidatos.
Los “encuentros presidenciales” realizados, tanto por la Cámara de Comercio de Guayaquil así como por el diario El Comercio, han dejado en evidencia un discreto nivel de ideas y contenidos, situación que ha conllevado al considerable aumento de indecisos de acuerdo a las encuestas levantadas a escala nacional, pero también ha confirmado que la ciudadanía de a poco se vuelve más exigente en la identificación del mejor perfil de cada posible dignatario. Para Max Weber, filósofo alemán, “El político debe tener amor apasionado por su causa, ética en su responsabilidad y mesura en sus actuaciones”.
En días pasados, en el cantón Paján, el foro ciudadano Esfera Pública organizó con éxito un inédito debate con la presencia de la mayoría de los candidatos a asambleístas, oriundos de esta jurisdicción cantonal por el Distrito Electoral Sur de Manabí. 
El objetivo de esta programación fue el de realizar una contribución al fortalecimiento de la democracia y el fomento de espacios de diálogo y concertación desde lo local, además de que  la ciudadanía se encuentre mejor informada al momento de decidir sobre su voto.
La demagogia, cada vez más prolija, ha llegado a ser vista por las nuevas generaciones como una clara señal de fracaso, de falta de preparación y de malas intenciones. Lamentablemente, políticos de la vieja escuela caen en el error de pensar que se siguen dirigiendo al mismo votante de hace 20 o 30 años, al que le bastaba convencerlos sólo con palabras. Algunos han pensado que el silencio es siempre una respuesta aceptada, rehuyendo a las obligaciones conferidas por mandato del pueblo. 
Resulta curioso que, paradójicamente, candidatos que pretendan llegar a ocupar una curul en la Asamblea Nacional se rehúsen a debatir ante sus representados o ante sus posibles votantes, cuando en funciones, claro está luego de haber resultado electos, deberán exponer desde el Parlamento la defensa de proyectos normativos con un discurso bien logrado, a fin de demostrar su eficacia o certeza legislativa.
Es así que para aquellos que se excluyen y temen debatir, deberán aceptar el repudio de la ciudadanía ante su falta de valentía y compromiso para presentar y defender cada uno de sus planteamientos. A nosotros nos queda el camino de poner en práctica, a la hora de ejercer nuestro derecho al sufragio, una de las célebres y mentadas frases del aún presidente de la República: “A huir de la mediocridad como de la peste”. 
 
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