Santiago Baque, arquitecto, recuerda que las viviendas coloniales fueron parte del desarrollo de las primeras urbes de las colonias españolas y portuguesas en Latinoamérica. 

Baque señala que en ciudades como Quito y Guayaquil, principalmente, eran casas que ocupaban una manzana completa y estaban construidas en torno a tres patios centrales, que eran el centro de las actividades familiares. 

Las características formales y funcionales de las mismas nacen (al igual que la mayoría de la arquitectura colonial española) de la fusión entre la impronta arquitectónica traída por los colonizadores y el nuevo contextualismo encontrado en la región, que, con la mano de obra, los materiales, las técnicas y artistas locales crean una arquitectura con tradiciones e identidad propia.

 

> estilo colonial.  Los patios de interior con estilo colonial transportan a quienes allí se encuentren a países cálidos y exóticos.

Regularmente estos espacios de la vivienda se dedican al relax,  como si fuesen templos de la agradable sensación de frescor, explica Franklin Tomalá, docente de la cátedra de Arquitectura de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí.

“Estos sitios son ideales para disfrutar de la lectura o una conversación; además recrean a quienes allí se encuentren, gracias al microclima que proporcionan, pues allí prevalecen plantas de grandes hojas verdes”, indicó.