Además de haber vivido en el exilio en Panamá y haber legado familia en esa tierra, Eloy Alfaro tuvo una relación muy especial con los istmeños que es poco conocida: el sombrero de Panamá.

Haciendo una regresión en el tiempo: Panamá, con la construcción del ferrocarril a mediados del siglo XIX, la fiebre por el oro de California y la construcción del Canal, se convirtió en el sitio de paso más importante del hemisferio. Razón por la que motivó a Eloy Alfaro a llevar nuestro sombrero de “Jipijapa” para su venta entre los tantos que pasaban por el Istmo, con el nombre de sombrero de Panamá.

Lo puso de moda el presidente Theodore Roosevelt cuando visitó el Canal para supervisar su construcción y que lo mismo hicieron muchas personalidades como Sir Winston Churchill, Frank Sinatra, Humphrey Bogart, Ernest Hemmingway, entre otros.  Vemos también, que en el año 1855 nuestro sombrero de “Jipijapa” es conocido en París en una exposición, a la que asiste Panamá con una colección de sombreros de paja, elaborados en tierras manabitas (Ecuador). Donde impresionó favorablemente a los europeos por la finura del tejido.  Siendo Ecuador el verdadero productor de los sombreros conocidos bajo el nombre de “Panamá”. También se exportaron en esa época al Perú y otros países, incluso a Yucatán en México. Es sólo fuera de Ecuador que nuestro sombrero recibe el nombre de una ciudad que no lo hace.

Pero, los panameños aseguran que se le llama “Panama Hat” desde antes que naciera Theodore Roosevelt.  Aunque su denominación correcta es sombrero de “Jipijapa”, en todo el mundo son conocidos como “Panama Hat”. 

Los sombreros de “Jipijapa” se realizan a partir de las hojas trenzadas de la Carludovica palmata,  una especie de palma sin tronco cuyas hojas en forma de abanico salen desde el suelo. Fundamentalmente, es un sombrero de paja, tejido a mano con delicadeza. 

Por su finura y elegancia, su precio llega a oscilar desde los 30 hasta los 30.000 dólares, según su elaboración. Aunque, actualmente la oferta de sombreros viene de China que son fabricados con materiales sintéticos y son comercializados a menos de un dólar.

Este inigualable producto artesanal, inicialmente llamado “Jipijapa”, en honor a la ciudad donde es su origen tradicional, ayudó a que Eloy Alfaro financiara sus luchas revolucionarias. Los panameños estarán siempre agradecidos con Eloy Alfaro, que por designios del destino y por su necesidad de hacerse de fondos para sus luchas revolucionarias en el Ecuador, haya comercializado nuestro sombrero de “Jipijapa” con el nombre de Panamá.

Es muy lamentable que haya pasado más de un siglo y, que nadie haya reclamado los derechos de origen de un producto que es auténticamente manabita.