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Luto y regocijo
Luto y regocijo
Por: Rosa Dalia Cevallos

Viernes 09 Diciembre 2016 | 04:00

La muerte de Fidel Castro en tiempos preelectorales está utilizándose para comparar lo que llamaron el infierno cubano con nuestro prodigioso país. Algunos insisten en que Ecuador terminará igual que la isla o como Venezuela. Se olvidan que en diez años y en los que vendrán por la Gracia de Dios, no encaja en el ideario del partido AP tomar los medios de producción, al contrario, se ha puesto a la venta aquellos que pasaron al Estado tras la quiebra bancaria y los efectos nocivos hacia toda la sociedad nacional, no solo en el tema financiero, sino en las consecuencias psicológicas y afectivas dada la masiva emigración.

Al contrario, toda la obra pública, las centrales hidroeléctricas apuntan al crecimiento sostenible de la industria nacional, dejando  el modelo agroexportador sin valor agregado que condena al sempiterno subdesarrollo. Por convencimiento, la industria nacional tendrá que estar en manos de la sociedad civil pero reguladas por un nuevo pacto, entre ellos la afiliación de todos los obreros y empleados. Nada para alarmar, todo esta hecho en los países del primer mundo. La evasión de impuestos es condenada con prisión de la que ni una diva italiana como Sofía Loren se libró.
Pero sectores oscurantistas y retardatarios han trabajado creando pánico, comparando a Ecuador con Venezuela. Algunos dicen que se irán del país, como lo anunciaban cuando Rodrigo Borja en campaña hablaba del desarrollo de abajo hacia arriba, que pocos entendían. Y si lo entendían, lo distorsionaban. 
Volviendo al asunto Cuba, es imposible que un ser normal quiera vivir en la escasez y comprando en pequeñas despensas en también pequeños carros los víveres más necesarios, tampoco se puede probar -porque sencillamente no ocurrió así- que sin el embargo a todo nivel impuesto por los Estados Unidos, Cuba igualmente habría pasado por tanta escasez en los rubros más elementales. Tarde llegaron a tener Internet, así con su doble uso, para el bien y para el mal. Y un servicio malo. La objetividad exige ver  la imposibilidad de que  los Estados Unidos, adalid del capitalismo,  pudiera pasar por alto que muchos americanos perdieran sus propiedades sin sanción alguna. Pero la represalia no quedó en ellos solamente, la exigían a los países aliados. Y cuántos no dependen de los Estados Unidos en una forma u otra?
Ubicados a los pies del Tío Sam, lo que admira al planeta es la resistencia del pequeño país sobreviviendo al embargo. Ya la historia lo había absuelto llegó a decir Castro,  pero le faltó algo esencial, debió consultar a su pueblo si quería seguir dentro de un nuevo sistema. 
El remedio fue peor que la enfermedad, desde el punto de vista americano pues en plena Guerra Fría entre los dos grandes monstruos de poder los USA  y la URSS, éste acogió en su seno al rebelde país, con mayor interés por su situación geográfica estratégica. 
 
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