Aunque su sabor es uno de los más reconocidos de la costa, al local ubicado en el malecón de esta playa, no llegaban muchos comensales.

Solo una pareja ocupaba una de las 10 mesas que se ubican cada día.

En este balneario por ahora viven tiempos bajos. 

Yuli Erazo, dueña del restaurante, señaló que de lunes a  jueves la situación se agrava, venden unos 10 platos al día, lo cual es bajo y apenas les permite mantenerse. Para que la jornada sea buena deben vender mínimo 50 platos.

En el hotel Anita Cristina viven una situación similar, apenas una pareja estaba hospedada en un local que tiene capacidad para 20 personas. 

Su dueño José Cedeño mencionó que luego del terremoto la afluencia de turistas disminuyó y ahora viven una temporada inusual con muy poca presencia de visitantes, por ello es que se ven comedores con sillas y mesas desocupados. 

Indican que hay deudas que no pueden solventar porque la economía prácticamente está paralizada.

Señaló que solo los días viernes, sábado y domingo el turismo se dinamiza y allí reciben huéspedes que copan hasta el 70 por ciento del hotel. Con eso se pueden mantener.

Plan. Francisco Saltos, vocal del Gobierno Parroquial de Crucita, dijo que ha conversado con servidores turísticos, a quienes les transmiten sus preocupaciones. 

Destacó que el evento que se desarrolló el fin de semana, un festival de mariscos, ayudó bastante, pero eso apenas fue un respiro.

Él considera que se debe realizar mayor difusión de las novedades de Crucita, mientras que los servidores, según dijo, deben crear paquetes que incentiven a la llegada de visitantes y el municipio debería mejorar la dotación de agua potable.