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¿Por qué hacer política?

Martes 06 Diciembre 2016 | 04:00

De seguro todos hemos escuchado a alguien diciendo: “Todos los políticos son ladrones”, o “esos del Gobierno están saqueando el país”, o “los de la oposición solo buscan su interés”. Y tal vez después de escuchar estas frases vemos y observamos quiénes son nuestros representantes, y recién en ese momento miramos a los actuales dignatarios y nos preguntamos: ¿ese tipo en realidad nos representa? ¿Por qué todos los años vemos las mismas caras en la papeleta electoral?

Como ciudadanos somos responsables de nuestro futuro y de nuestra realidad, queremos un cambio –la mayoría de veces hostigados por una situación política o laboral-, pero no estamos dispuestos a activarnos políticamente por un objetivo común. 
Y tal vez es ahí donde está el error que ocasiona el descontento con la realidad política del país, pues si no participamos, si no generamos propuestas, si no generamos debate, si no generamos opinión, seguiremos permitiendo que otros lo hagan por nosotros, otros que pueden estar igual o incluso menos aptos que nosotros para generarlos.
Y seguiremos ante la situación de escoger entre una y otra postura, pudiendo tener escenarios mejores para nuestra comunidad; y aquellos que tienen actuaciones cuestionadas por el conglomerado social seguirán ahí porque los perfiles honestos, responsables y con aptitud, siguen sin creer en la política; y, por ende, sencillamente hay que elegir el “menos peor”.
Hacer política no conlleva necesariamente a participar electoralmente –que es una parte importante-, pero sí conlleva obligatoriamente a pensar, discutir y consensuar criterios colectivos sobre uno u otro tema de interés general. Es ahí donde debemos partir, desde nuestro hogar, nuestro trabajo, nuestra comunidad; debemos analizar todas las posturas para tener una idea clara de lo que se propone para el país y nuestra localidad. 
Y entender que cada idea y cada propuesta tiene por fuerza una motivación -mala o buena- que causará un impacto en nuestra sociedad y que es nuestro deber hacer todo lo posible para que cause el mayor bienestar posible.  
La “participación ciudadana”, tan trillada en los últimos tiempos, tiene que convertirse en una herramienta de diálogo, pero también de confrontación constructiva, de generación de ideas; pues, solo cuando los ciudadanos nos empoderemos de la política, los políticos dejarán de verla como una forma para sobrevivir y no para servir.
Pero para ello debemos involucrarnos, leer, preguntar, escuchar y razonar; solo así lograremos una sociedad más equilibrada y con menos corrupción.
 
(*) Especialista Superior en Derecho Constitucional 
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