Actualmente este país es uno de los mejores destinos turísticos mundiales por lo exótico que es; lo que, con la inversión y trabajo conjuntos de la monarquía y de todos quienes hacen esta nación, ha aumentado el número de visitantes y sus resultados, asombrando a los expertos. Hay muchísimo que ver y hacer aquí y una semana es corta para que el espíritu se disipe y la mente se asombre viendo que en esta aridez del desierto, en tan poco tiempo, con la buena administración de los recursos petroleros -sin politiquerías- hicieron las maravillas que ahora gozan el millón y pico de nativos con los más de 9 millones de foráneos que aquí trabajan y los millones de visitantes, quienes para comunicarse usan el que prima, el idioma inglés, obvio, luego del árabe nativo y el sinnúmero de lenguas y dialectos de la fuerza laboral foránea.
Al salir de uno de los aeropuertos más grandes del mundo, el de Dubái -la gran ciudad de este emirato- asombra el transitar por sus modernísimas autopistas y verdaderos “tallarines” de éstas que van mostrando imponentes e innovadoras en sus diseños, modernas e inmensas edificaciones, en los distintos sectores donde se agolpan; también existen en esta nación las más audaces realizaciones ganadoras de Records Guinness como las primeras del mundo: El edificio más alto, la Torre Burj Khalifa; el Dubái Mall, el más grande; Burj Al Arab, el único hotel 7 estrellas, entre otros récords; sin que deje de mencionar Palm Jumeirah, la faraónica realización urbano-turística en forma de palmera construida sobre el mar, que es casi una fantasía, y que ya copada, muy cerca ya está siendo reproducida, donde lo que más se ve es opulencia en todos los sentidos y abundancia de construcciones a diestra y siniestra. Todo lo que señalo, es sin observar abandono de sus ancestrales costumbres por parte de los nativos de este admirable lugar del planeta.
A una hora en autopista está la capital del país, Abu Dabi, que sin tener la dinamia de Dubái, es solemne y opulenta; posee una de las mayores mezquitas del mundo y sinnúmero de palacios pertenecientes a la gobernante familia real y su círculo, quienes manejan la vida de este país, que siendo pequeño, se destaca por los logros alcanzados, no solo en lo que se ve, sino también en el palpable -aunque aún imperfecto- buen nivel de vida de los habitantes. Aquí los casinos son ilegales, en cambio si, todo el resto de actividades conexas al entretenimiento y solaz del ser humano; lo que me hace destacar a esta destino-nación y a sus cosmopolitas nacionales, quienes manteniendo sus costumbres e independencia, son hábiles anfitriones.
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